Vejiga irritable

Vejiga irritable

Básico

En contra de la creencia popular de que sólo las mujeres después de un parto vaginal o las personas de edad avanzada pueden verse afectadas por la condición conocida como vejiga irritable, este problema afecta a hombres y mujeres de todas las edades. Sin embargo, las mujeres suelen padecer vejiga irritable con mayor frecuencia.

Es frecuente que los afectados no cuenten sus síntomas a nadie por vergüenza y no acudan al médico. En los casos graves, los afectados pueden incluso evitar el público debido a su vejiga irritable. Es posible tratar la vejiga irritable.

Causas

La vejiga irritable es una enfermedad asociada a la incontinencia, cuyo origen es desconocido. En el caso de la vejiga irritable, la incontinencia está causada por un calambre en los músculos de la vejiga. Esto puede deberse a que la vejiga informa falsamente al sistema nervioso central de que está llena demasiado pronto y, por lo tanto, desencadena el vaciado, o a que el sistema nervioso desencadena la contracción de los músculos de la vejiga incluso ante las cantidades más pequeñas de llenado. A diferencia de muchas otras enfermedades que también pueden causar incontinencia, en la vejiga irritable no se encuentran cambios físicos.

Síntomas

Lo típico de los síntomas de la vejiga irritable es que se producen sobre todo en momentos de tensión, como el estrés, el esfuerzo o el frío. Como consecuencia del temor a una nueva necesidad repentina de orinar con micción involuntaria, los afectados se encuentran cada vez más a menudo en situaciones de estrés, lo que aumenta los síntomas de la vejiga irritable y pueden presentarse cada vez con más frecuencia. Además, se sabe que el consumo excesivo de cafeína, nicotina y alcohol tiene un efecto negativo en la evolución de la enfermedad. El principal síntoma de la vejiga irritable es el aumento de las ganas de orinar, cuya intensidad puede variar mucho. En algunas personas, las ganas de orinar pueden ser tan fuertes que la vida cotidiana normal ya no es posible. Es muy típico que los afectados tengan que orinar con mucha frecuencia, pero que sólo expulsen cantidades muy pequeñas de orina. La micción también puede ser dolorosa en algunos casos.

Diagnóstico

Al diagnosticar una vejiga irritable, es importante excluir una infección del tracto urinario, ya que una infección del tracto urinario puede provocar síntomas similares a los de la vejiga irritable. Sin embargo, en el caso de una infección del tracto urinario, se puede diagnosticar por la presencia de patógenos en la orina. Además, en las mujeres se debe buscar un prolapso del útero y en los hombres, cambios en la próstata.

Si los síntomas indican una vejiga irritable, lo mejor es consultar a un urólogo para que lo aclare. Para el diagnóstico básico, se suele tomar una muestra de orina y se examina el tracto urinario mediante una ecografía. Se puede realizar un examen urodinámico para comprobar la capacidad de almacenamiento de la vejiga y la función de los músculos de la misma. Además, se comprueba si el esfínter y los músculos del suelo pélvico pueden cerrar suficientemente la uretra. En algunos casos, son necesarios exámenes adicionales, como procedimientos de imagen, para hacer un diagnóstico definitivo.

También es muy importante averiguar qué factores desencadenan el aumento de las ganas de orinar. Por ello, es aconsejable llevar un diario en el que conste qué y a qué hora consume el afectado alimentos y bebidas y en qué circunstancias se producen las ganas de orinar. Llevando un diario de este tipo, a menudo se pueden encontrar conexiones entre determinadas situaciones y el aumento de la micción y evitarlas en el futuro.

Terapia

La terapia más exitosa es una combinación de medicación, entrenamiento del suelo pélvico para promover la continencia y psicoterapia.

Medicación: Se utilizan medicamentos que relajan los músculos de la vejiga, como los anticolinérgicos o los espasmolíticos. Estos últimos tienen la ventaja de que, a diferencia de los anticolinérgicos, no afectan al sistema nervioso. Ambas clases de sustancias tienen en común que reducen la excitabilidad de los músculos de la vejiga.

Psicoterapia: Los síntomas de la vejiga irritable se producen principalmente en momentos de tensión o durante el estrés. La psicoterapia puede ayudar a las personas a afrontar mejor esas situaciones de estrés y, por tanto, a aliviar las ganas de orinar. En este caso es especialmente útil un diario de micciones, que puedes utilizar junto con un terapeuta para averiguar qué desencadena las ganas de orinar. El objetivo de la psicoterapia es aprender a lidiar con estos factores y encontrar una estrategia de afrontamiento.

Otra opción de tratamiento es el entrenamiento de la vejiga mediante terapia conductual. Por ejemplo, es aconsejable establecer horarios fijos y regulares para orinar e ir aumentando los intervalos de tiempo entre micciones.

Además, existen otras técnicas y opciones de tratamiento que pueden ser útiles para apoyar la terapia de la vejiga irritable. Entre ellas se encuentran diversas técnicas de relajación, como el entrenamiento autógeno. Sin embargo, cada persona afectada debe averiguar por sí misma qué técnica es la mejor para ella. Sin embargo, el principio subyacente es que se intenta relajar toda la musculatura del cuerpo, lo que también puede influir en los músculos de la vejiga.

Entrenamiento de la continencia: El objetivo del entrenamiento de la continencia es reducir o eliminar la micción involuntaria. Muchas personas sufren tanto la incontinencia de vejiga irritable que se ven muy afectadas en su vida cotidiana porque siempre temen no poder ir al baño a tiempo si de repente tienen que orinar.

El entrenamiento de la continencia consiste en ejercicios especiales para fortalecer los músculos del suelo pélvico. Algunas de las sesiones de formación se realizan junto con los médicos, pero otras también se hacen en casa.

Cuando empiecen las ganas de orinar, hay que dejar pasar unos minutos antes de vaciar la vejiga, aunque se liberen pequeñas cantidades de orina. Suprimir las ganas de orinar será muy difícil y agotador al principio, pero con el tiempo podrá suprimir las ganas de orinar durante periodos de tiempo cada vez más largos. Deberías llevar un diario y comparar los periodos para ver cuánto has progresado. Poco a poco, abstenerse de vaciar la vejiga tampoco requerirá tanta concentración como al principio.

Otros métodos: Para algunas personas, se puede considerar la terapia de electroestimulación. Por un lado, esto puede fortalecer los músculos del suelo pélvico, pero por otro lado, también puede reducir la sobreexcitabilidad de la vejiga.

Además, es posible fortalecer los músculos del suelo pélvico mediante unas pequeñas pesas especiales que se introducen en la vagina y que permiten controlar la incontinencia.

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Danilo Glisic

Danilo Glisic
Autor

Como estudiante de biología y matemáticas, le apasiona escribir artículos de revista sobre temas médicos de actualidad. Debido a su afinidad por los números, los datos y los hechos, su interés se centra en describir resultados relevantes de ensayos clínicos.

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