Ataque al corazón (infarto de miocardio)

Básico

Un ataque al corazón (infarto de miocardio) se produce cuando se obstruyen los vasos sanguíneos del corazón (vasos coronarios), encargados de irrigar el músculo cardíaco. El músculo cardíaco tiene la misión de bombear la sangre por todo el cuerpo. Normalmente, tres de estos grandes vasos sanguíneos (arterias coronarias) suministran sangre y oxígeno al corazón.

Si estos vasos se obstruyen, como ocurre en el caso de un infarto, no llega suficiente oxígeno y nutrientes al corazón. Si el vaso obstruido no se abre en unas horas, la parte del músculo cardíaco a la que abastece el vaso afectado puede morir. Por ello, todo infarto se considera una emergencia.

En los países industrializados, el número de infartos aumenta constantemente. La causa principal es la cardiopatía coronaria, que se ve favorecida por diversos factores como la obesidad, la falta de ejercicio y el tabaquismo.

Causas

Vasos enfermos:

El desencadenante más común de un infarto de miocardio es la enfermedad coronaria (EC). A veces, una inflamación de los vasos coronarios o un coágulo de sangre (embolia) también pueden provocar un infarto.

Las enfermedades coronarias se reconocen por los depósitos en las arterias, que también se denominan placas. A veces, incluso en adultos jóvenes, se puede detectar el inicio de dicha arteriosclerosis. Las placas provocan una reducción del espacio interior de los vasos sanguíneos y, como consecuencia, una restricción del flujo sanguíneo.

Las placas pueden presentar pequeños desgarros, que son cerrados inmediatamente por las plaquetas de la sangre. Durante este proceso, se liberan sustancias mensajeras que, a su vez, atraen más plaquetas. Como resultado, se forma un coágulo de sangre (trombo) que bloquea todo el vaso y, por tanto, provoca una interrupción del suministro de sangre. En definitiva, estos procesos provocan un ataque al corazón.

Sin embargo, aún no se sabe por qué algunas placas se rompen y, por tanto, provocan un alto riesgo de infarto, mientras que otras no se rompen durante años. Ya se sabe que los depósitos que contienen muchas células grasas y poco calcio son inestables. Lo mismo ocurre si hay una alta concentración de sustancias inflamatorias en la sangre (como la proteína C reactiva, PCR). Los niveles elevados de inflamación son más comunes en personas que tienen mucha grasa abdominal o síndrome metabólico. Otros factores de riesgo que hacen que las placas sean inestables son la nicotina y las partículas.

Factores de riesgo:

Se sabe que algunos factores aumentan el riesgo de infarto debido a la calcificación vascular. En general, cuanto mayor sea el número de factores de riesgo, más probabilidades tendrá de sufrir un infarto.

  • Dieta: Los alimentos ricos en grasa y energía provocan obesidad y niveles altos de colesterol.
  • Obesidad: Es el resultado de una dieta poco saludable durante muchos años.
  • Falta de ejercicio: El ejercicio regular conduce a la reducción de la presión arterial, así como a la mejora de los niveles de colesterol y al aumento de la sensibilidad a la insulina de las células musculares.
  • Sexo masculino: Las mujeres premenopáusicas corren menos riesgo porque las hormonas sexuales femeninas (como los estrógenos) proporcionan inicialmente protección.
  • Predisposición genética: Los genes también parecen desempeñar un papel, ya que se ha observado una agrupación de enfermedades cardiovasculares dentro de las familias.
  • Fumar: Algunas sustancias contenidas en el humo del tabaco (cigarrillos, puros, pipas) provocan el desarrollo de placas inestables.
  • Presión arterial elevada: la hipertensión provoca daños en las paredes internas de los vasos sanguíneos.
  • Niveles elevados de colesterol: Los niveles elevados de LDL y los niveles bajos de HDL son especialmente peligrosos.
  • Diabetes mellitus: La diabetes mal controlada provoca niveles de azúcar en sangre permanentemente elevados, lo que provoca daños en los vasos.
  • Niveles elevados de inflamación: Un ejemplo es un nivel elevado de PCR, que hace que las placas sean inestables.
  • Edad: Con el aumento de la edad, también aumenta la arteriosclerosis.

Todavía no se ha demostrado si un nivel elevado del bloque de construcción de proteínas (aminoácido) homocisteína es también un factor de riesgo.

Síntomas

Ante la más mínima sospecha de un infarto, hay que llamar inmediatamente a los servicios de emergencia.

Los signos característicos que indican un ataque al corazón son:

  • Fuerte dolor de presión o ardor en la zona frontal izquierda del pecho que se produce de forma repentina. El dolor también puede sentirse en la parte superior del abdomen, la espalda o la mandíbula. A menudo, el dolor también puede irradiarse al brazo izquierdo.
  • Sensación de ansiedad, tensión o miedo
  • Dificultad respiratoria aguda y grave, así como pérdida de conocimiento o mareos intensos.

Dependiendo de la arteria coronaria afectada, los síntomas pueden manifestarse de forma diferente. Si las arterias coronarias posteriores están bloqueadas, se produce un infarto de la pared posterior, que puede sentirse como un dolor en la parte superior del abdomen. El infarto de la pared anterior se produce cuando las arterias coronarias izquierdas se ven afectadas por la obstrucción. Se caracteriza por quejas en la zona del pecho.

La muerte cardíaca aguda suele producirse como resultado de una oclusión de los grandes vasos coronarios.

Es importante distinguir entre un ataque al corazón y un ataque de angina de pecho. Ambas pueden causar los mismos síntomas, pero la angina de pecho, a diferencia del infarto, está causada por un estrechamiento de los vasos y no por una obstrucción de los mismos.

Aproximadamente entre el 15 y el 20 por ciento de los infartos tienen un curso indoloro (ataques silenciosos). Esto ocurre principalmente en pacientes que sufren de diabetes mellitus. Entre el 30 y el 50 por ciento de los infartos de miocardio se producen de forma repentina e inesperada, sin ningún dolor previo.

Las mujeres muestran una sintomatología diferente a la de los hombres. Las características incluyen:

  • Sólo un tercio de las mujeres experimenta dolor en el pecho
  • La mayoría de los afectados experimentan fatiga
  • Alrededor del 50 por ciento se quejan de trastornos del sueño
  • Algunos pacientes tienen dificultad para respirar
  • Algunas mujeres pueden experimentar dolores de estómago

Como en muchos casos los signos no se interpretan correctamente, las mujeres se someten a un tratamiento clínico una hora después. Esto demuestra que la proporción de mujeres que mueren de un infarto es mayor que la de los hombres.

Diagnóstico

En general, se puede diagnosticar un infarto en función de los síntomas. Sin embargo, para estar seguros y excluir otras enfermedades que también se acompañan de dolor en el pecho, se pueden realizar los siguientes exámenes:

  • ECG: El electrocardiograma (ECG) es el método de examen más importante para detectar un infarto. Con la ayuda de este procedimiento, se pueden hacer visibles los cambios típicos que también permiten sacar conclusiones sobre el tamaño y la localización del infarto. Además, el ECG también puede utilizarse para diagnosticar posibles arritmias cardíacas. Estas son las complicaciones más comunes de un nuevo infarto. Sin embargo, los cambios no pueden detectarse inmediatamente después del infarto, sino sólo unas horas más tarde. Por este motivo, si se sospecha que se trata de un infarto, se recomienda realizar varios exámenes, cada uno de ellos con unas horas de diferencia.
  • Análisis de sangre: Si las células musculares mueren, como en el caso de un infarto, se liberan ciertas proteínas. Si el paciente sufre un infarto, la concentración de estas proteínas en la sangre aumenta. Estos marcadores incluyen la troponina T, la troponina I, la mioglobina y la creatinina quinasa (CK-MB). Pero también en este caso sólo se observa un aumento unas horas después de producirse el infarto.
  • Ecografía cardíaca/ecocardiografía: Si el ECG no revela nada, pero los síntomas siguen apuntando a un infarto, una ecografía cardíaca (ecocardiografía) puede aportar pistas. Con la ayuda de este examen, el médico puede detectar los trastornos del movimiento de la pared. Si se interrumpe el flujo sanguíneo como consecuencia del infarto, se produce un movimiento anormal de la sección afectada del corazón.
  • Cateterismo cardíaco: Un catéter cardíaco ayuda a detectar los vasos coronarios afectados y proporciona información sobre si otros vasos también están afectados. De este modo, también se puede comprobar que el músculo cardíaco y las válvulas del corazón funcionan correctamente.

Terapia

Los pacientes con infarto de miocardio deben recibir tratamiento en la unidad de cuidados intensivos. El objetivo del tratamiento es reabrir el vaso sanguíneo bloqueado lo antes posible (terapia de reperfusión). Si se restablece el flujo sanguíneo normal lo antes posible, hay muchas posibilidades de que haya muerto poco tejido del músculo cardíaco ("el tiempo es músculo") y se produzcan menos complicaciones agudas y crónicas.

Los siguientes métodos de tratamiento pueden utilizarse para la terapia de reperfusión:

  • Terapia de lisis (terapia trombolítica):

En esta forma de terapia, el coágulo de sangre (trombo) que ha causado el infarto se disuelve mediante medicación (lisis). Para conseguirlo, se administran en la vena fármacos que, o bien rompen directamente el trombo, o bien activan las enzimas de descomposición del propio organismo (plasminógenos), que también conducen a la disolución del coágulo sanguíneo. Poco después del infarto, las posibilidades de reabrir un vaso coronario afectado son mayores. Este tratamiento ya puede ser realizado por el médico de urgencias. Esto significa que el vaso bloqueado puede reabrirse en 90 minutos en el 50% de los casos.

Si el infarto se produjo hace tiempo, la apertura del vaso sanguíneo se hace cada vez más difícil. La lisis puede realizarse un máximo de 12 horas después del infarto. Después de estas 12 horas, el coágulo de sangre ya no puede disolverse correctamente, lo que provoca considerables efectos secundarios.

Para la lisis pueden utilizarse las enzimas estreptoquinasa y uroquinasa, así como los activadores de ingeniería genética alteplasa, reteplasa o tenecteplasa. Los fármacos de lisis provocan una inhibición de la coagulación de la sangre propia del organismo, ya que ejercen su efecto en todo el cuerpo y no sólo en el corazón. Puede producirse una hemorragia grave como complicación. Otras complicaciones son la activación de fuentes de hemorragia no reconocidas anteriormente, como las úlceras de estómago, y las malformaciones vasculares en el cerebro (aneurismas). Uno de los efectos secundarios más graves es la hemorragia cerebral, que se produce en aproximadamente el 1% de los casos. Tras el tratamiento trombolítico, los pacientes suelen sufrir arritmias cardíacas, por lo que deben ser vigilados de cerca.

  • ACTP aguda:

En este tratamiento, se introduce inmediatamente un catéter cardíaco para dilatar el vaso obstruido con la ayuda de un globo (ACTP aguda). En muchos casos, se implanta un stent durante este tratamiento para evitar que el vaso se vuelva a obstruir.

En la mayoría de los pacientes, la ACTP aguda puede reabrir el vaso. El inconveniente, sin embargo, es que la ACTP no está disponible inmediatamente para todos los pacientes, ya que no todos los hospitales disponen de instalaciones de cateterismo cardíaco. La terapia sólo tiene éxito si se inicia en 90 minutos. Numerosos estudios demuestran que la ACTP aguda ofrece ciertas ventajas sobre la terapia de lisis.

  • Rescate de la ACTP:

Si la terapia de lisis no tiene éxito y el paciente sigue sufriendo dolor, así como un empeoramiento de su estado, se puede considerar la posibilidad de utilizar un catéter cardíaco para abrir el vaso (ACTP de rescate).

En ocasiones, las arterias coronarias se estrechan tanto que es necesario realizar un bypass para corregir el infarto. En esta operación, el estrechamiento del vaso se cubre con una vena, que puede ser una arteria de la pared torácica o tomada de otra parte del cuerpo.

La terapia básica para el infarto agudo de miocardio incluye:

  • Ácido acetilsalicílico: este principio activo impide que las plaquetas se adhieran entre sí y, por tanto, evita que el coágulo de sangre se agrande. Si se sospecha de un infarto, el médico de urgencias ya inyecta ácido acetilsalicílico para mejorar el pronóstico.
  • Heparina: La heparina interfiere en el sistema de coagulación de la sangre y contrarresta el aumento del trombo. También puede ser administrado por el médico de urgencias.
  • Betabloqueantes: Los betabloqueantes conducen a una reducción de la presión arterial, así como a una ralentización de los latidos del corazón y, en consecuencia, a un alivio del mismo. La administración precoz contrarresta las arritmias cardíacas potencialmente mortales (fibrilación ventricular) y reduce el tamaño del infarto.
  • Nitratos: Dilatan los vasos sanguíneos y provocan una reducción de la demanda de oxígeno del corazón. También reducen el dolor, pero no mejoran el pronóstico.
  • Inhibidores de la ECA: Estos fármacos dilatan los vasos sanguíneos y reducen la presión arterial. Esto alivia el corazón y reduce el riesgo de muerte en los pacientes con infarto. Por esta razón, la terapia debe comenzar en las primeras 24 horas.
  • Terapia del dolor: Si es necesario, se pueden administrar analgésicos y sedantes para que el paciente no sienta dolor.
  • Oxígeno: Se administra oxígeno a todos los pacientes afectados a través de una sonda nasal, ya que esto ayuda a garantizar el suministro de oxígeno al corazón.

Cuidados posteriores:

Los cuidados posteriores también son de gran importancia para el pronóstico de los infartos. Los pacientes deben comenzar la fisioterapia y los ejercicios respiratorios en los primeros días. La actividad física también puede contrarrestar una mayor oclusión vascular.

Unas semanas más tarde, se puede iniciar el entrenamiento cardiovascular. No se trata de deportes de competición, sino de deportes como la marcha, el footing ligero, el ciclismo y la natación. El médico tratante es responsable de un programa de formación individual en cooperación con el paciente.

Factores como la hipertensión arterial, el colesterol alto, la obesidad y la diabetes aumentan el riesgo y, por tanto, deben controlarse a intervalos regulares. Otro factor importante es el tabaquismo, que debe abandonarse inmediatamente. Además, las revisiones deben realizarse a intervalos regulares (cada seis meses o anualmente).

Previsión

En los infartos, la muerte suele producirse como resultado de una fibrilación ventricular.

Cuanto más rápido se abra el vaso ocluido, mayores serán las posibilidades de recuperación. Los mejores resultados se consiguen con una terapia que se inicia en 3 horas. Si ahora se sospecha de un ataque al corazón, el paciente debe ser tratado inmediatamente en el hospital.

El tamaño del infarto, así como los posibles cambios en otros vasos coronarios, también influyen en el pronóstico.

Complicaciones agudas:

Muchos enfermos experimentan arritmias cardíacas en el transcurso del infarto. En muchos casos hay un ritmo cardíaco muy rápido (taquicardia sinusal), en un 10 a 15 por ciento de los casos fibrilación auricular. Tampoco se excluyen las situaciones de riesgo vital, como la fibrilación ventricular.

Un infarto también puede ir acompañado de una insuficiencia cardíaca aguda, en la que el corazón ya no es capaz de bombear suficiente sangre a través del cuerpo. En ocasiones, una parte de la pared del corazón puede romperse como consecuencia de un infarto.

Las primeras 48 horas después de un infarto son el momento más arriesgado para el paciente. Alrededor del 40% de los afectados no sobreviven a los primeros días.

Complicaciones a largo plazo:

Un infarto agudo de miocardio supone un cambio importante en la vida de la persona afectada. Bastantes sufren de depresión más adelante. Es especialmente importante cambiar a un estilo de vida saludable y activo.

Si muere mucha masa muscular como consecuencia del infarto, con el tiempo se desarrollará una insuficiencia cardíaca crónica, ya que el tejido muscular cardíaco muerto forma cicatrices. La capacidad de bombeo depende entonces del tamaño de la zona afectada.

La insuficiencia cardíaca también puede ser consecuencia de muchos infartos pequeños ("enfermedad de los vasos pequeños"). En algunos casos, una parte de la pared del corazón sobresale (aneurisma), creando mejores condiciones para la formación de un coágulo de sangre. Si estos entran en el cuerpo con el torrente sanguíneo, pueden quedarse atascados en un lugar y bloquear el vaso. Si esto ocurre en el cerebro, se denomina ictus.

La muerte súbita cardíaca debida a la fibrilación ventricular es una causa común de muerte tras un infarto. Sin embargo, también pueden producirse arritmias cardíacas menos amenazantes, como la fibrilación auricular.

Prevención

Los infartos de miocardio pueden prevenirse hasta cierto punto manteniendo los factores de riesgo de arteriosclerosis lo más bajos posible. La arteriosclerosis crea las condiciones óptimas para la enfermedad coronaria (EC), que es la causa más común de los ataques al corazón. Por ello, hay que hacer mucho hincapié en un estilo de vida saludable:

  • Hay que dejar de fumar. Lo ideal es no empezar a fumar.
  • Una dieta saludable debe ser una prioridad. Esto incluye mucha fruta y verdura, así como poca grasa.
  • Si tiene sobrepeso, debe intentar perder peso. Incluso unos pocos kilos menos tienen un efecto positivo en la salud.
  • El ejercicio regular debe formar parte de su rutina diaria. Incluso un paseo de media hora tiene un efecto positivo.
  • Deben tratarse factores como la diabetes mellitus, la hipertensión arterial o los niveles elevados de colesterol.
  • Los medicamentos prescritos por su médico deben tomarse a intervalos regulares. Esto también se aplica si no sufre ningún síntoma en este momento.
  • A largo plazo, el factor de estrés debe mantenerse lo más bajo posible.

Si se sospecha que se trata de un infarto, se debe llamar inmediatamente al médico de urgencias. En ningún caso debe conducir usted mismo al hospital, ya que su estado puede empeorar de un momento a otro.

Danilo Glisic

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