Los niños afectados se sumergen en su mundo de pensamientos y tratan de evitar el contacto con sus semejantes, como los padres y los hermanos.
Los niños autistas suelen parecer fríos y sin emociones. Parece como si no significara nada para ellos si sus padres están enfadados, rabiosos, o incluso felices y cariñosos. Es comprensible que los padres también sufran, ya que a menudo las crías ni siquiera establecen contacto visual con ellos. También son menos capaces de interpretar las expresiones faciales y tienen problemas para comprender los sentimientos.
Deterioro del desarrollo del lenguaje El autismo de la primera infancia suele ir acompañado de un deterioro del desarrollo del lenguaje. Lo típico de estos niños es un tono de voz monótono. Las expresiones faciales y los gestos de apoyo también son débiles y el vocabulario es limitado. A veces utilizan palabras de forma incorrecta e intercambian pronombres, por ejemplo "yo" en lugar de "tú". Otras características del autismo infantil son las acciones repetitivas. Por ejemplo, repiten frases (ecolalia) o repiten ciertos movimientos con las manos. A menudo, estos niños recogen de forma maniática cualquier objeto y luego lo ordenan según su tamaño. Interrumpir sus acciones puede, a su vez, provocar brotes de ansiedad.
Disminución de la inteligencia
Utilizando pruebas de inteligencia adecuadas a la edad, se ha descubierto que el 75% de los afectados tienen una inteligencia reducida. En el autismo infantil, la superdotación específica, como la memoria fotográfica o las habilidades matemáticas especiales, es muy rara. Esto es más común en el síndrome de Asperger.
Otros síntomas que no se relacionan con la reducción de la inteligencia son, por ejemplo, los siguientes: trastornos frecuentes del sueño y la alimentación, ansiedad cuando cambia el entorno, risa sin motivo, juicio erróneo de situaciones peligrosas o acciones autolesivas.