Cáncer de próstata (carcinoma de próstata, tumor de próstata)

Básico

El cáncer de próstata (PCA) es un tumor maligno de la glándula prostática masculina. La próstata tiene el tamaño y la forma de una castaña. Se encuentra directamente debajo de la vejiga y rodea la parte superior de la uretra en forma de anillo. La función principal de la próstata es producir una secreción que se mezcla con el líquido seminal durante la eyaculación.

A medida que el cáncer de próstata avanza, la uretra puede estrecharse y causar problemas de vaciado de la vejiga. Sin embargo, en la mayoría de los casos, los problemas para orinar se deben a otras causas, como la hiperplasia prostática benigna (agrandamiento de la próstata) provocada por un adenoma (tumor benigno). Además, la prostatitis o una infección de las vías urinarias pueden provocar síntomas similares.

El cáncer de próstata es el más frecuente en los hombres de Alemania. Según las estimaciones, cada año se diagnostica cáncer de próstata a unos 60.000 hombres en Alemania. La edad media de aparición es de unos 70 años. Los casos de cáncer de próstata antes de los 50 años son muy raros.

Dado que el pronóstico es mucho mejor cuanto antes se diagnostique y trate el cáncer de próstata, se recomienda a los hombres mayores de 45 años que se sometan a una revisión anual con un urólogo. Sin embargo, el cáncer se suele diagnosticar tarde porque el cáncer de próstata no provoca síntomas hasta que se encuentra en una fase avanzada y son pocos los hombres que se someten a las pruebas de detección del cáncer recomendadas. En uno de cada tres casos de cáncer de próstata, el cáncer se diagnostica tan tarde que las posibilidades de curación son escasas o nulas.

Causas

No se conoce la causa exacta del cáncer de próstata. Sin embargo, hay algunos factores que se sospecha que favorecen el desarrollo del cáncer de próstata:

  • Edad: La edad es el mayor factor de riesgo para el desarrollo del cáncer de próstata. Más del 80% de los pacientes con cáncer de próstata tienen más de 60 años en el momento del diagnóstico.
  • Disposición genética (predisposición): Los factoresgenéticos también desempeñan un papel en el desarrollo del cáncer. El riesgo de que los familiares de primer grado de los pacientes con cáncer de próstata también desarrollen el cáncer es al menos dos veces mayor que en la población media. Si dos o más familiares cercanos tienen cáncer de próstata, el riesgo se multiplica.
  • Hormonas: Las hormonas tienen una gran influencia en el desarrollo del cáncer de próstata, pero su papel exacto aún no se conoce del todo. Es cierto que la hormona sexual masculina testosterona influye en el desarrollo del cáncer al estimular el crecimiento de las células cancerosas. La testosterona se produce principalmente en los testículos y es necesaria para el funcionamiento de la próstata. Sin la influencia de la testosterona, el cáncer de próstata no puede desarrollarse.
  • Factores étnicos: El riesgo de padecer cáncer de próstata difiere mucho entre los distintos grupos étnicos. Por ejemplo, los tumores de próstata son menos frecuentes en la población blanca de EE.UU. que en la población de color. A nivel mundial, los hombres de los países escandinavos son los más propensos a padecer cáncer de próstata, mientras que los asiáticos son los menos.
  • Hábitos alimenticios: Se cree que una dieta alta en grasas y calorías y baja en fibra aumenta la probabilidad de desarrollar cáncer de próstata. Dado que el cáncer de próstata es mucho menos frecuente entre los asiáticos y los vegetarianos, cabe suponer que el consumo frecuente de verduras, cereales y productos de soja tiene un efecto preventivo.
  • Factores de riesgo profesionales: Es muy probable que la exposición a la radiación y a los metales pesados, así como la deficiencia de vitamina D, también aumenten el riesgo de cáncer de próstata.

Síntomas

Dado que el carcinoma de próstata se desarrolla principalmente en la capa externa de la próstata, no causa ningún síntoma en la fase inicial de desarrollo. Sólo cuando el cáncer ha progresado tanto que la uretra está constreñida pueden producirse las siguientes molestias:

  • Pollaquiuria: micción frecuente con pequeñas cantidades de orina; la cantidad total de orina no aumenta.
  • Disuria: Dificultad para vaciar la vejiga cuando se intenta hacerlo
  • Alguria: dolor al orinar
  • Disfunción eréctil
  • Fuerte deseo de orinar
  • En raras ocasiones, puede haber sangre en el líquido seminal o en la orina.

Sólo en muy raras ocasiones se desarrolla un tumor de próstata en la zona interna de la glándula prostática, estrechando la uretra en una fase muy temprana de la enfermedad.

Si se forman metástasis (tumores hijos), los ganglios linfáticos de la pelvis suelen verse afectados en primer lugar. A continuación, el cáncer puede extenderse por el cuerpo, preferentemente a los huesos de la pelvis y la columna lumbar. La destrucción de los huesos puede causar un dolor muy intenso. Además, debido a la menor estabilidad de los huesos, incluso las lesiones menores pueden provocar fracturas óseas. Además, pueden formarse metástasis en el hígado o en el tejido pulmonar.

La afectación de los ganglios linfáticos de la zona inguinal y pélvica puede provocar la aparición de edemas (retención de líquidos) en el escroto y las piernas. Además, en muchos casos hay síntomas generales de cáncer, como sudores nocturnos, fiebre, fatiga, pérdida de peso no deseada y disminución del rendimiento.

El agrandamiento benigno de la próstata (hiperplasia prostática benigna) se desarrolla en la capa interna de la próstata. Dado que la uretra se estrecha muy rápidamente, esta enfermedad, a diferencia del carcinoma de próstata, provoca trastornos en el vaciado de la vejiga ya en las primeras fases de desarrollo.

Diagnóstico

Detección precoz

Dado que el pronóstico del cáncer de próstata es significativamente mejor cuanto antes se diagnostique y trate el cáncer, los hombres deben someterse a exámenes periódicos de detección del cáncer por parte de su médico de cabecera o, preferiblemente, por un urólogo. Se recomienda el cribado anual del cáncer a todos los hombres mayores de 45 años. Los hombres con parientes consanguíneos que padecen cáncer de próstata deben someterse a pruebas de detección más tempranas.

Palpación

La palpación rectal de la próstata (llamada palpación) es el primer examen para detectar el cáncer de próstata. Consiste en palpar la próstata a través del recto con un dedo, lo que permite al médico detectar cualquier agrandamiento de la próstata y cualquier endurecimiento nodular en las primeras fases del cáncer. Sin embargo, en muchos casos, el cáncer de próstata ya ha penetrado en la cápsula de la próstata, por lo que ya no está encapsulado nodularmente. Los tumores de próstata que se sitúan a un lado o hacia la pared abdominal no se pueden palpar. El tacto rectal puede sugerir una sospecha de cáncer de próstata, pero no es posible hacer un diagnóstico definitivo.

Prueba del PSA

El antígeno prostático específico (PSA) es una proteína producida en la glándula prostática. No es un marcador tumoral específico, ya que el nivel de PSA puede estar generalmente elevado en cualquier enfermedad de la próstata. Además, el valor puede aumentar cuando se masajea la próstata, por ejemplo, durante la palpación rectal, el ciclismo o las relaciones sexuales. El valor del PSA puede entonces elevarse hasta 24 horas.

A diferencia de Alemania, la prueba del PSA forma parte del cribado urológico en Austria. Se determina el valor del antígeno prostático específico en la sangre. Sin embargo, la prueba no garantiza un diagnóstico exacto, ya que la prueba del PSA puede ser negativa a pesar del carcinoma de próstata o puede ser positiva debido a otra enfermedad de la próstata.

Biopsia (extracción de tejido) y examen ecográfico

Un diagnóstico fiable del cáncer de próstata sólo puede hacerse mediante una biopsia. Durante una biopsia, se toman varias muestras de tejido de la próstata con una aguja fina. Las muestras se toman bajo control ecográfico a través del recto (ecografía transrectal). A continuación, las muestras de tejido se examinan en el laboratorio bajo el microscopio para detectar la presencia de células cancerosas. Además, se puede determinar la agresividad del tumor de próstata, lo que facilita la planificación de la siguiente terapia.

La biopsia es un procedimiento de examen seguro en el que no hay riesgo de que las células tumorales se extiendan. La muestra de tejido puede tomarse con anestesia local.

Comprobación de la extensión del tumor

Tras un diagnóstico acertado, se realizan otros exámenes para poder detectar, por ejemplo, las metástasis existentes (tumores hijos):

  • Una ecografía puede mostrar si el tumor obstruye el flujo de orina de los riñones.
  • Una urografía excretora (examen radiográfico de las vías urinarias) muestra si hay partes de la uretra, la vejiga o el uréter afectadas por el cáncer. Sin embargo, hoy en día este procedimiento de examen sólo se lleva a cabo en raras ocasiones, por ejemplo, en el caso de un hallazgo ecográfico anormal.
  • Una radiografía de tórax puede detectar metástasis de cáncer de próstata en los pulmones.
  • Para determinar si el cáncer ya se ha extendido a los huesos se puede utilizar una gammagrafía esquelética .
  • Se realiza una resonancia magnética(RM) o una tomografía computarizada (TC) para detectar otras metástasis. Además, los resultados de estos procedimientos de imagen ayudan a decidir si la cirugía es aconsejable.

Pruebas adicionales

Dado que no se alcanzan todas las partes de la próstata cuando se extrae tejido con una aguja de biopsia, en algunos casos los resultados pueden ser negativos, aunque haya cáncer de próstata. Si, a pesar de todo, se sospecha que la persona tiene cáncer de próstata, puede ser necesario repetir la biopsia.

Para evitar este problema, actualmente se están desarrollando métodos de diagnóstico completamente nuevos. Con la ayuda de un análisis de proteínas, por ejemplo, se pueden detectar composiciones alteradas de ciertas proteínas en la orina, que posiblemente indiquen un carcinoma de próstata. Sin embargo, todavía no es un procedimiento rutinario establecido.

Terapia

El tipo de tratamiento para un carcinoma de próstata depende en gran medida del grado de avance del cáncer. Además, la tasa de crecimiento del tumor, así como el estado general, la edad y el riesgo quirúrgico de la persona afectada desempeñan un papel importante. Hay muchas opciones de tratamiento disponibles, que también pueden utilizarse en combinación con otras. Por lo tanto, es aconsejable obtener una segunda opinión de otro médico antes de iniciar la terapia.

Básicamente, existen los siguientes enfoques de tratamiento:

  • Cirugía
  • Quimioterapia
  • Terapia hormonal
  • Radioterapia

Etapas del cáncer de próstata

Las opciones de tratamiento y las perspectivas de curación varían mucho en función del estadio del cáncer de próstata:

Cáncer de próstata limitado

En este estadio del cáncer de próstata, el tumor sigue localizado exclusivamente en el tejido prostático. La terapia con mayores posibilidades de curación es la extirpación quirúrgica completa de la próstata. Si el tumor es todavía pequeño, se puede realizar una radioterapia como alternativa en lugar de la cirugía.

En pacientes mayores de 75 años o en personas con tumores pequeños y poco agresivos, debe considerarse la posibilidad de no realizar ningún tratamiento al principio y observar la rapidez con la que progresa el cáncer. De lo contrario, la terapia contra el cáncer podría causar muchas más molestias que el propio cáncer.

Cáncer de próstata avanzado

En esta fase, el tumor de próstata ya ha atravesado la cápsula de la próstata y se está infiltrando en el tejido circundante. Dado que en muchos casos el tejido canceroso no puede eliminarse por completo mediante la cirugía, la curación del cáncer de próstata sólo es posible hasta cierto punto.

Como tratamiento adicional después de la cirugía, se puede intentar eliminar cualquier célula tumoral restante con la ayuda de la radioterapia. También es posible inhibir el crecimiento de las células cancerosas restantes retirando de ellas la hormona promotora del crecimiento, la testosterona.

Metástasis

Si el cáncer de próstata ha hecho metástasis en otros órganos, como los pulmones o los huesos, normalmente ya no es posible curar al paciente. Se lleva a cabo la llamada terapia paliativa, en la que el objetivo del tratamiento es mejorar la calidad de vida del paciente con cáncer. El crecimiento posterior del tumor de próstata se inhibe con la retirada radical de la hormona. Además, se intenta destruir las células de las metástasis con fármacos citostáticos.

Resumen de las opciones terapéuticas

Observación activa

Si el tumor de próstata es pequeño y crece muy lentamente, la terapia puede posponerse si es necesario. Esta opción debe considerarse, especialmente en los pacientes mayores de 75 años o en los que tienen mala salud. De lo contrario, la terapia contra el cáncer podría causar muchas más molestias que el propio cáncer. El desarrollo posterior del carcinoma de próstata se examina regularmente y se vigila de cerca.

Cirugía

La prostatectomía radical (extirpación completa de la próstata) es el procedimiento recomendado si la extensión del tumor se limita a la glándula prostática y el tejido circundante no se ha infiltrado. En esta fase del cáncer, la cirugía ofrece las mayores posibilidades de curación. Además de la próstata, se extirpan quirúrgicamente las glándulas vesiculares situadas bajo la próstata y, en algunos casos, los ganglios linfáticos cercanos.

Si el cáncer ya ha afectado al tejido circundante, la operación aliviará al menos los síntomas. Además de la próstata y las glándulas vesiculares, deben extirparse todos los ganglios linfáticos cercanos.

En el procedimiento quirúrgico convencional, la próstata se extirpa a través de una incisión abdominal de unos 12 centímetros por encima de la línea del vello púbico. El procedimiento laparoscópico mínimamente invasivo es un método alternativo en el que el dispositivo quirúrgico se introduce en el abdomen a través de cinco incisiones de aproximadamente 1,5 centímetros. En este caso no es necesaria una apertura completa de la pared abdominal: la operación se realiza con la ayuda de una cámara de vídeo introducida en la cavidad abdominal. Sin embargo, según los estudios, el procedimiento laparoscópico no es necesariamente más suave para el paciente. El dolor de la herida, el tiempo de recuperación y los efectos tardíos, como los problemas de continencia (la capacidad de retener la orina) y la función eréctil, no siempre son menores que con la cirugía convencional. La razón es que las molestias postoperatorias dependen menos de la vía de acceso que de las circunstancias quirúrgicas individuales y de la habilidad del cirujano.

Una consecuencia tardía frecuente de la extirpación quirúrgica de la próstata es la pérdida de potencia. Dado que algunos nervios importantes para la erección discurren directamente a lo largo de la cápsula prostática, existe un gran riesgo de que estos nervios resulten dañados durante la operación. A pesar de los procedimientos quirúrgicos que preservan los nervios, alrededor del 80% de los hombres sufren problemas de erección después de la operación. La incontinencia de esfuerzo se produce en un 3-5% de los casos. Esto puede ocurrir al toser, estornudar o reír.

Radioterapia

La radioterapia puede administrarse a un tumor de próstata tanto desde el exterior (radioterapia percutánea) como directamente desde el interior (implantación de radionúclidos, braquiterapia):

  • Radioterapia desde el exterior: Por regla general, se administran cinco sesiones de radiación por semana durante un período de unas ocho semanas. Una sola sesión de radiación dura unos 15 minutos.
  • La radioterapia desde el interior: En un procedimiento único, se colocan en la próstata granos radiactivos del tamaño de un grano de arroz. Estas partículas radiactivas emiten continuamente radiación a unos pocos milímetros de profundidad en el tejido prostático circundante durante un período de aproximadamente un año. No es necesario retirar posteriormente los granos.

Al igual que la cirugía, la radioterapia interna o externa también puede provocar una disfunción eréctil. La razón es que la radiación radiactiva también puede dañar el tejido necesario para la erección. Alrededor del 50% de los afectados sufren problemas de erección después de la radioterapia. La frecuencia de los efectos tardíos del tratamiento, como el deterioro de la potencia o de la erección, es similar en el caso de la cirugía de preservación de los nervios y de la radioterapia; las diferencias son principalmente el resultado de las circunstancias individuales y de las habilidades del médico que trata al paciente.

La radiación radiactiva también puede dañar los intestinos y la uretra, por lo que algunos pacientes tienen problemas para orinar o con la digestión (por ejemplo, diarrea).

Crioterapia

La crioterapia consiste en congelar el tejido de la próstata sobre el intestino, lo que provoca su muerte. Sin embargo, las pruebas actuales indican que la crioterapia es menos eficaz que otros tratamientos establecidos, por lo que no es una alternativa equivalente en el tratamiento del cáncer de próstata.

Privación de hormonas

En muchos tumores de próstata, la hormona sexual masculina testosterona favorece el crecimiento y la propagación del cáncer. En aproximadamente el 80% de los casos, la inhibición de la producción de testosterona puede ralentizar el crecimiento del tumor y aliviar el dolor causado por el mismo. Sin embargo, el grado de respuesta de los carcinomas de próstata a la retirada de hormonas varía de un paciente a otro. Además, la terapia pierde eficacia con el paso del tiempo y el cáncer puede crecer independientemente de la testosterona, lo que dificulta el tratamiento posterior.

La inhibición farmacológica completa de la testosterona tiene los mismos efectos en el organismo que la castración. El paciente sufre impotencia, disminución de la libido (deseo sexual), sofocos, aumento de peso, aumento de las mamas y una mayor pérdida de masa ósea y muscular, lo que conlleva un mayor riesgo de osteoporosis. Por lo tanto, la densidad ósea debe medirse regularmente como parte de la terapia de retirada de hormonas, y puede ser necesario iniciar una terapia de osteoporosis.

Terapia hormonal

Los análogos de la LHRH y de la GnRH pueden utilizarse para reducir los niveles de testosterona. El efecto se basa en que las sustancias activas corresponden a las propias hormonas del organismo, que tienen el efecto de reducir la producción de testosterona.

Los antiandrógenos , en cambio, protegen al carcinoma de próstata de la hormona testosterona sin afectar a la producción de ésta. Los preparados causan muchos menos efectos secundarios porque el nivel de testosterona en la sangre no disminuye. Sin embargo, los antiandrógenos son menos eficaces que los bloqueadores de la testosterona.

Los estrógenos (hormonas sexuales femeninas) pueden reducir el nivel de testosterona en la sangre en siete días. Sin embargo, causan efectos secundarios mucho más graves en los hombres que los bloqueadores de la testosterona. Además, no deben utilizarse en pacientes con enfermedades cardiovasculares.

Extirpación de los testículos

Dado que la mayor parte de la producción de testosterona tiene lugar en los testículos, su extirpación puede proporcionar un rápido alivio del dolor en el cáncer de próstata en fase avanzada, al reducir los niveles de testosterona. Dado que la extirpación de los testículos no puede revertirse y, por tanto, es un procedimiento psicológicamente muy estresante para el paciente, en la actualidad este procedimiento se realiza raramente para los tumores de próstata.

Quimioterapia

Si el cáncer de próstata no responde o deja de responder a la retirada de la testosterona, se administra quimioterapia para eliminar las células cancerosas. Sin embargo, los fármacos citostáticos (medicamentos contra el cáncer) pueden utilizarse principalmente para dañar las células tumorales de crecimiento rápido. Dado que el tumor de próstata crece a veces muy lentamente, la quimioterapia para el cáncer de próstata es difícil. El efecto de la terapia citostática para prolongar la vida sólo se ha demostrado en las formas de cáncer de próstata de crecimiento rápido. Dado que los fármacos citostáticos no sólo matan las células cancerosas, sino también todas las células del cuerpo que se dividen rápidamente (por ejemplo, las células intestinales o las de la raíz del pelo), la quimioterapia provoca graves efectos secundarios.

Terapia paliativa

En muchos casos de un tumor de próstata avanzado y metastásico, los afectados sufren fuertes dolores. Dado que, por lo general, ya no se puede lograr la curación, el control eficaz del dolor es un objetivo terapéutico importante.

El cáncer de próstata en fase avanzada suele provocar la formación de metástasis en el tejido óseo, lo que puede causar fuertes dolores y fracturas óseas. El riesgo de fracturas óseas puede reducirse con la radioterapia. Además, se pueden administrar ciertos fármacos, como los bifosfonatos, que inhiben la descomposición de la sustancia ósea.

Medidas propias

Dado que sólo existe una posibilidad de curación si el cáncer de próstata se diagnostica a tiempo, es muy importante que los hombres mayores de 45 años se sometan a una prueba anual de detección del cáncer. Si ha habido casos de cáncer de próstata en la familia, los exámenes de detección deben realizarse antes.

Previsión

La velocidad de crecimiento del tumor de próstata puede variar mucho de una persona a otra. En algunos casos, el cáncer crece muy lentamente durante un período de años, por lo que el tratamiento puede no ser necesario. Sin embargo, también hay formas de cáncer de próstata en las que el cáncer crece de forma rápida y agresiva y puede provocar la muerte en un tiempo relativamente corto. No se conocen las razones exactas por las que algunos tumores de próstata crecen rápida o lentamente.

En el momento del diagnóstico, en muchos casos no se puede estimar con exactitud la evolución de la enfermedad, lo que dificulta la decisión sobre la terapia que debe llevarse a cabo. Por lo tanto, el cáncer de próstata debe ser controlado y tratado regularmente por un urólogo experimentado.

El pronóstico del cáncer de próstata depende en gran medida del estadio en el que se diagnostique el tumor. Sin embargo, en general, el pronóstico es bastante favorable. Si el cáncer de próstata se extiende al tejido circundante, y especialmente si el tumor hace metástasis, las posibilidades de curación disminuyen rápidamente. La tasa de supervivencia a cinco años del cáncer de próstata es de aproximadamente el 87%.

Prevención

Un estilo de vida saludable puede reducir el riesgo de cáncer de próstata. Un peso corporal normal, una dieta sana y variada y una actividad física regular son importantes. El alcohol sólo debe consumirse con moderación. Hay que tener en cuenta los siguientes puntos:

  • Peso corporal normal: Se puede mantener o conseguir un peso corporal saludable con la ayuda de una dieta sana y moderada y una actividad física suficiente. Una forma eficaz y saludable de reducir la ingesta de calorías es disminuir los dulces, el azúcar, las grasas y el alcohol. Todos estos alimentos son muy calóricos y aportan poca nutrición esencial al organismo, como vitaminas, fibra o minerales.
  • Ejercicio regular: La actividad física puede reducir el riesgo de enfermedad. Media hora o una hora de ejercicio ligero al menos cinco días a la semana te mantendrá en forma.
  • Dieta saludable: Si es posible, se deben consumir frutas y verduras a diario, pero los productos cárnicos (especialmente la carne roja) sólo deben consumirse con moderación.
  • Consumo moderado de alcohol: Se recomienda que los hombres no consuman más de dos bebidas alcohólicas al día. Un trago corresponde, por ejemplo, a una cerveza pequeña, un vaso de aguardiente o un octavo de vino.
  • Detección precoz: Cuanto antes se diagnostique y trate el cáncer de próstata, mayores serán las posibilidades de curación. Por lo tanto, los hombres deben someterse a una prueba de detección de cáncer anual a partir de los 45 años. Si ya ha habido casos de cáncer de próstata en la familia, el cribado debe iniciarse antes.
Danilo Glisic

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