Si el paciente sufre una inflamación aguda de la vesícula biliar causada por cálculos biliares, se suele operar. Si la operación se inicia lo antes posible, también existe la perspectiva de un mayor éxito terapéutico. Durante la operación, se suele extirpar toda la vesícula biliar (colecistectomía).
En algunos casos, la vesícula biliar puede aumentar de tamaño debido a la inflamación. Si este es el caso, la cirugía por laparoscopia no es posible, por lo que el cirujano tiene que operar de forma convencional con una incisión a través de la pared abdominal. Si el paciente tiene una inflamación supurante, también se utilizan antibióticos.
Si el examen ecográfico muestra que el cálculo está en los conductos biliares de drenaje, se puede intentar extraerlo mediante CPRE. En ocasiones, los cálculos también pueden disolverse con la ayuda de medicamentos (litólisis sistémica) o romperse mediante ondas de choque. Los fragmentos resultantes se excretan por el intestino.
Como la vesícula biliar no es un órgano vital, puede mantenerse viva sin problemas. Sólo una intolerancia a los alimentos grasos o fuertemente condimentados puede hacerse notar. Sin embargo, esta reacción disminuye con los años.