La terapia de la leucemia linfática aguda debe realizarse en un centro especializado para que sea realmente eficaz. También es importante tomar medidas adicionales para proteger el cuerpo y ayudarlo a sanar.
Medidas de apoyo
Las medidas de apoyo incluyen, por ejemplo, asegurarse de que el entorno tiene pocos gérmenes. En el caso de los niños, esto significa que hay que sacarlos del jardín de infancia y de la escuela y, a menudo, ingresarlos en el hospital. Deben tomarse medidas higiénicas especiales tanto en casa como en el hospital.
Si, a pesar de ello, se produce una infección con alguna enfermedad, es fundamental apoyar al sistema inmunitario con antibióticos de amplio espectro.
Mejorar la calidad de vida
Para mejorar la calidad de vida, se pueden administrar los llamados concentrados de componentes sanguíneos. Por ejemplo, se administran glóbulos rojos (eritrocitos) si hay signos de anemia, y plaquetas (trombocitos) si hay tendencia a sangrar.
Quimioterapia como tratamiento principal
Una mejora real de la enfermedad sólo puede lograrse mediante la quimioterapia. Esto se hace en varias fases, con fases de recuperación entre ellas para permitir que el cuerpo se recupere de las drogas agresivas.
A menudo, la quimioterapia se prepara primero en una fase preliminar para que la terapia real pueda ser más eficaz después. En una terapia de inducción que suele durar ocho semanas, se intenta alcanzar la remisión, lo que significa que las células leucémicas se reducen en un 95%. Para ello, se administran fármacos que destruyen las células que se dividen rápidamente. Por supuesto, esto tiene muchos efectos secundarios desagradables, ya que también se ataca a las células sanas del cuerpo.
A continuación, se lleva a cabo la llamada terapia de consolidación, en la que se administran fármacos potentes durante otras ocho semanas. A esto le siguen seis semanas de terapia de reinducción, que es básicamente lo mismo que la terapia de inducción.
Una vez superadas estas difíciles semanas, se inicia la terapia de mantenimiento, en la que se administra medicación por vía oral durante dos años, lo que debería contribuir a que se mantenga la remisión, a que las células tumorales no se propaguen más.
Terapias alternativas o ampliadas
Si la quimioterapia no tiene el efecto deseado, si hay recaídas frecuentes o si hay formas de LLA especialmente graves, también se puede considerar la radioterapia.
Como alternativa, se puede realizar un trasplante de células madre o de médula ósea. Aunque a menudo es posible mantener el cuerpo en remisión, es importante tener en cuenta que esto no es lo mismo que una cura. Sólo significa que la enfermedad se mantiene a raya. Sólo se habla de cura cuando todas las células degeneradas han sido realmente destruidas.