Mareos

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Básico

El vértigo es una dolencia neurológica muy extendida que puede surgir por diversos motivos. En el primer plano del vértigo se encuentran dolencias como los trastornos de la coordinación espacial y los problemas de equilibrio. En muchos casos, también se presentan otros síntomas como náuseas y vómitos, aumento de la sudoración, aceleración del pulso y sensación de debilidad. Los mareos pueden dividirse en diferentes tipos. Básicamente, se puede distinguir un ataque de mareo agudo y de corta duración de un mareo constante. Alrededor del 25% de las personas sufren vértigo al menos una vez en su vida. Los mareos son más frecuentes en las personas mayores.

Causas

El oído interno contiene el llamado órgano vestibular (órgano del equilibrio), responsable del sentido del equilibrio, de la orientación del cuerpo en el espacio y de la percepción de la aceleración lineal y rotacional. El órgano vestibular está compuesto por estructuras óseas y más blandas. Básicamente, el órgano vestibular consta de tres conductos arcuados (arcuates), dos desembocaduras (sáculo, utrículo) y un conducto (ductus endolinfático). Todas estas estructuras están conectadas entre sí y están llenas del líquido del oído interno (endolinfa). Cuando la posición de la cabeza o de todo el cuerpo cambia, la endolinfa se desplaza en relación con el oído interno debido a su inercia y excita las células sensoriales del órgano vestibular. Éstas transmiten la excitación por medio de los nervios al cerebro, donde se produce el procesamiento posterior.

Además del órgano vestibular, los ojos y los receptores de las articulaciones y los músculos también proporcionan información sobre la posición del cuerpo en el espacio y, por tanto, también son responsables de la orientación espacial. Si uno de estos órganos sensoriales emite un estímulo sensorial erróneo, pueden producirse mareos.

Las posibles causas de los mareos pueden ser enfermedades del órgano vestibular, estímulos sensoriales desconocidos, como cuando se viaja en alta mar, y enfermedades del sistema cardiovascular. También existe una forma de vértigo que puede ser causada por cambios psicológicos.


Vértigo vestibular:


Darunter versteht man einen Schwindel, der durch Erkrankungen des Gleichgewichtsorgans verursacht wird. Der vestibuläre Schwindel kann in einen peripheren und zentralen Schwindel unterteilt werden. Bei Erkrankungen des Vestibularorgans oder des ableitenden Nervs bezeichnet man den Schwindel als peripher vestibulär. Sind jedoch Veränderungen des Gehirns beziehungsweise des Kleinhirns für den Schwindel verantwortlich, handelt es sich um einen zentralen vestibulären Schwindel. Meistens empfinden die Betroffenen beim vestibulären Schwindel einen Drehschwindel.

Vértigo posicional paroxístico benigno:


Diese Erkrankung ist für den Großteil der Schwindelbeschwerden verantwortlich. Hierbei kommt es zur Lösung von kleinsten Kristallen des Vestibularorgans, die sich in weiterer Folge in einem der Bogengänge ablagern und dort die Sinneszellen reizen. Bei Veränderung der Kopf- oder Körperhaltung werden die Kristalle bewegt und führen dadurch zu Schwindelattacken.

Neuritis vestibular:

Se trata de una inflamación del nervio que lleva la información del oído interno al cerebro. Aunque se trata de la segunda causa más común de vértigo y, por tanto, de relevancia clínica, aún no se ha podido aclarar cómo se produce la inflamación. Los afectados sufren violentos mareos en espiral y suelen sentirse muy mal. Los síntomas pueden durar hasta cuatro semanas, pero suelen desaparecer por completo.

Vestibulopatía:

Se trata de daños en el órgano del equilibrio. Además de los mareos, los afectados afirman que los objetos del entorno se mueven hacia arriba y hacia abajo cuando caminan (oscilopsia), aparecen borrosos y, por tanto, ya no se pueden reconocer bien. El vértigo puede ser tanto oscilante como giratorio, y puede durar desde unas horas hasta varios días. Las vestibulopatías pueden desarrollarse como resultado de la toma de ciertos medicamentos (por ejemplo, los aminoglucósidos, que pertenecen al grupo de los antibióticos), pero también como resultado de una meningitis. En algunos casos, no se puede encontrar la causa de la enfermedad.

Paroxismo vestibular:

Este trastorno se caracteriza por ataques de vértigo recurrentes y de corta duración. Suele tratarse de un vértigo que gira o se balancea y que dura unos minutos. También es típico que los mareos sean provocados por determinadas posiciones de la cabeza. La causa de esta enfermedad tampoco se ha aclarado todavía, pero se supone que los mareos se deben a un cableado incorrecto de las vías nerviosas.

Enfermedad de Meniére:

En la enfermedad de Meniére, por razones que no se comprenden del todo, se produce una acumulación excesiva de endolinfa en el oído interno, lo que da lugar a los llamados ataques de Meniére, que se caracterizan por una reducción repentina de la capacidad auditiva, acúfenos graves y vértigo rotatorio.

Migraña basilar:

Se trata de una forma especial de migraña en la que se producen ataques recurrentes de migraña con mareos, problemas visuales, dificultad para caminar y estar de pie, y fuertes dolores de cabeza.

Ictus y AIT:

En el contexto de un trastorno circulatorio del cerebelo, pueden producirse síntomas como mareos, náuseas y vómitos, así como dificultades de coordinación con la marcha y la inestabilidad en la bipedestación, alteraciones sensoriales y dificultades del habla.

Neuroma acústico:

Se trata de un tumor benigno del octavo nervio craneal, que transmite la información sensorial del aparato auditivo y vestibular al cerebro. El tumor surge de la alteración de las células de Schwann, responsables del aislamiento de los nervios.

Fractura del hueso petroso:

Los accidentes o las caídas pueden provocar fracturas del hueso petroso, un hueso del cráneo que rodea y protege el órgano vestibular. Como parte de las fracturas, el oído interno puede resultar lesionado, lo que puede provocar mareos.

Epilepsia vestibular:

Se trata de una forma especial de epilepsia en la que, además de las crisis, se producen mareos y movimientos involuntarios de los ojos. El mareo suele producirse antes de los ataques epilépticos.

Kinetosis - mareo por movimiento:

Los movimientos desacostumbrados cuando se viaja en barco, durante los trayectos rápidos en coche o durante las turbulencias del avión pueden provocar una irritación excesiva del órgano del equilibrio. Al no poder fijarse con los ojos en ningún punto fijo del entorno cuando se lee en un coche, en el mar o en un avión, el cerebro no puede procesar correctamente los estímulos del órgano vestibular, lo que provoca las quejas de mareo, así como náuseas y vómitos.

Vértigo no vestibular:

Esta forma de vértigo no está causada por enfermedades del órgano vestibular o del procesamiento neurológico. Por ejemplo, las enfermedades del sistema cardiovascular, como las alteraciones graves de la presión arterial (hipertensión, hipotensión), así como las arritmias cardíacas, pueden provocar ataques de vértigo. Otras causas de los mareos pueden ser la ingesta de medicamentos, el abuso de drogas o los trastornos metabólicos. Los desencadenantes habituales del vértigo no vestibular son los niveles bajos de azúcar en sangre (hipoglucemia) o la respiración acelerada (hiperventilación).

Vértigo somatomorfo:

Se trata de una forma de vértigo en la que no se detecta ninguna enfermedad física. Además de los mareos, los afectados suelen manifestar otras molestias, como falta de aire o fatiga constante. En la mayoría de los casos, la causa de los síntomas es un cambio psicológico en la persona afectada. Por ejemplo, los trastornos de depresión o ansiedad pueden provocar estos síntomas sin que la persona afectada reconozca siquiera la enfermedad mental. También es muy típico que los afectados visiten a varios médicos sin experimentar ningún éxito real en el tratamiento.

Vértigo fóbico:

Es el trastorno de vértigo somatomorfo más común. Sobre todo las personas de entre 30 y 50 años sufren vértigo fóbico. Los pacientes informan de vértigo severo, inestabilidad al caminar y estar de pie, a menudo se sienten mareados y tienen un miedo constante a caerse. Los ataques de vértigo se desencadenan principalmente por la tensión psicológica y el estrés, por lo que incluso caminar por puentes o subir escaleras pueden ser situaciones causantes.

Diagnóstico

Para esclarecer los mareos, a veces puede ser necesario que los examinen diferentes especialistas, ya que son diferentes órganos y, por tanto, áreas especializadas las responsables de los síntomas. La mejor manera de realizar el examen es en centros especializados o en ambulatorios de mareos. Si los síntomas son muy graves, puede ser necesario el ingreso en el hospital.

Un papel importante en el esclarecimiento del vértigo lo desempeña la entrevista con el paciente. A menudo, un interrogatorio preciso de los síntomas y del curso de la enfermedad puede conducir a un diagnóstico tentativo. A continuación se suele realizar una exploración física y un ECG para descartar otras causas físicas.

Además, se buscarán síntomas neurológicos específicos:

  • Nistagmo: Son movimientos oculares involuntarios, espasmódicos y rítmicos que, en circunstancias normales, sirven para mantener automáticamente los objetos enfocados en la retina incluso cuando se mueve la cabeza. En las personas que padecen vértigo, el nistagmo puede observarse a menudo incluso en reposo mediante las llamadas gafas de Frenzel. Además, el nistagmo puede ser desencadenado por la estimulación calórica o por la rotación repetida en una silla giratoria.
  • Pruebas de equilibrio: se puede utilizar una amplia variedad de pruebas para comprobar el buen funcionamiento del sistema de equilibrio.
  • Prueba decoordinación: Por ejemplo, en la prueba del dedo-nariz, el paciente tiene que mover el dedo índice en un gran arco con los ojos cerrados hasta la punta de la nariz. Si se detectan cambios mediante este examen, se pueden llevar a cabo métodos de examen complementarios. Por ejemplo, una prueba de audición (audiometría), procedimientos de imagen como el TAC o la RMN pueden servir para aclarar el vértigo. En algunos casos, también puede resultar útil un examen con un dispositivo de ultrasonidos o un EEG (electroencefalograma).

Terapia

Los mareos pueden convertirse en una carga que ponga en peligro la vida, ya que es posible que se produzcan consecuencias como el riesgo de caídas o consecuencias psicológicas. Si los episodios de mareo se repiten, es importante la visita a un especialista para poder descartar enfermedades subyacentes como un ataque de sueño o diversos tumores. Se recomienda especialmente una visita al médico si los mareos van acompañados de fuertes dolores de cabeza o problemas de coordinación, o si se prolongan en el tiempo.

Dependiendo de la causa, el mareo puede ser tratado. Dependiendo del tipo de ataque (agudo o crónico) y de la presencia de síntomas acompañantes, como el deterioro de la visión, se ofrecen diferentes terapias para tratar los mareos (medidas físicas o psicosomáticas).

Medicamentos:

Los antivertiginosos se utilizan para mejorar los síntomas del vértigo (no la enfermedad subyacente). Se utilizan especialmente para el vértigo agudo y grave. Para los ataques agudos y el mareo, también se pueden utilizar antihistamínicos. En el periodo sin convulsiones, la betahistina (promueve el flujo sanguíneo en el oído interno y el cerebro) puede utilizarse en la enfermedad de Meniere (es decir, la enfermedad del oído interno) para influir positivamente en la frecuencia y la gravedad de las convulsiones. Los medicamentos prescritos para los ataques de vértigo varían en función del tipo de ataque o de los síntomas que lo acompañan, como las náuseas y los vómitos.

Ejercicio físico:

Dado que el ejercicio físico suele tener un efecto positivo en los ataques de vértigo, también se pueden utilizar tratamientos de fisioterapia. Se trata de forzar el órgano del equilibrio realizando determinados movimientos que provocan inestabilidad en la marcha de la persona afectada, fomentando así los movimientos correctivos naturales. Los ejercicios físicos como el entrenamiento posicional o la maniobra de liberación de Epley o Sémont se utilizan en la terapia para acelerar el tiempo de curación, especialmente en el caso del vértigo permanente y el vértigo posicional benigno. En la maniobra de liberación, las otoconias que provocan el vértigo posicional (es decir, las "piedras" del órgano vestibular que proporcionan el equilibrio) se trasladan a su lugar de origen.

Psicoterapia:

Para el vértigo de origen psicológico pueden utilizarse métodos psicoterapéuticos como la terapia conductual. Los medicamentos pueden utilizarse como tratamiento de apoyo en los casos graves.

La cirugía:

Sólo en casos especialmente graves, como los pacientes de Meniere con vértigos muy repetitivos o vértigos que se producen durante un periodo de tiempo muy largo con funciones auditivas significativamente limitadas, los médicos pueden considerar la posibilidad de operar. En este caso, el órgano de equilibrio afectado se convierte en no funcional, por ejemplo, mediante la inyección de medicamentos (por ejemplo, gentamicina). Hoy en día, sin embargo, estos tratamientos son la excepción varias veces.

Danilo Glisic

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