Mioma uterino (crecimiento benigno del útero)

Básico

Los miomas uterinos son crecimientos benignos del tejido uterino. El útero tiene aproximadamente el tamaño y la forma de una pera y está situado entre la vejiga y el recto, con el extremo puntiagudo que se extiende hacia la vagina con el orificio uterino. El útero está formado por una capa muscular de grosor uniforme, que está recubierta por una membrana mucosa (llamada endometrio) en el interior y por el peritoneo en el exterior.

Los nódulos benignos (miomas) pueden formarse en la capa muscular y crecer desde allí en parte hacia la cavidad abdominal o dentro del útero. Los miomas uterinos pueden aparecer de forma aislada o en gran número; si el útero está muy intercalado con crecimientos, esto se conoce técnicamente como miomatoso uterino.Los crecimientos benignos se producen principalmente entre los 35 y los 50 años. Muy raramente, las mujeres se ven afectadas antes de los 25 años.

En aproximadamente el 20% de todas las mujeres después de los 35 años, se puede detectar un mioma uterino. Los crecimientos benignos no suelen ser peligrosos, pero la calidad de vida puede verse considerablemente reducida.

Causas

Todavía no se conoce la causa exacta de los miomas uterinos. Sin embargo, se ha comprobado que el crecimiento de los crecimientos está fuertemente influenciado por los estrógenos (hormonas sexuales femeninas). A medida que la producción de estrógenos del cuerpo femenino disminuye después de la menopausia, normalmente ya no se forman nuevos fibromas y los que ya existen retroceden lentamente.

Síntomas

La gravedad de los síntomas depende principalmente del tamaño y la localización de los miomas. Algunas mujeres afectadas viven completamente libres de síntomas a pesar de los crecimientos.

Los síntomas típicos de los miomas uterinos serían los dolores menstruales, como el aumento y la prolongación de la hemorragia menstrual (hipermenorrea y metrorragia), el estreñimiento debido a la presión de los miomas sobre el intestino, así como el dolor y el aumento de las ganas de orinar debido a los crecimientos en dirección a la vejiga. En casos raros, también puede producirse una congestión del uréter.

Si un mioma uterino de gran tamaño ejerce presión sobre los puntos de salida de los nervios en la columna vertebral, esto también puede causar dolor de espalda o dolor nervioso en las piernas en algunas mujeres.

Diagnóstico

Una palpación ginecológica por parte del ginecólogo puede detectar cualquier mioma. El útero se examina a través de la vagina, el recto y la pared abdominal, de modo que se puede percibir un aumento del tamaño del útero o, a veces, la presencia de nódulos.

Un método más preciso para diagnosticar los miomas sería el examen por ultrasonidos, que en la actualidad suele realizarse directamente a través de la vagina (denominado ecografía vaginal). La histeroscopia (endoscopia del útero) sería otro método para detectar los miomas.

Si los crecimientos ejercen presión sobre el uréter, en algunos casos también es necesario realizar una ecografía del riñón y una radiografía renal.

Terapia

Dado que los miomas uterinos son crecimientos benignos y, por tanto, sólo tienen un bajo potencial de degeneración (riesgo de cáncer), la terapia no es absolutamente necesaria para los miomas que no presentan síntomas. Sin embargo, si se producen síntomas, dependiendo del tamaño y la ubicación de los crecimientos, existen los siguientes métodos de tratamiento:

  • Cirugía: La extirpación quirúrgica de los crecimientos a través de una incisión abdominal o directamente a través de la vagina depende principalmente de su localización. Una intervención laparoscópica (técnica de orificio deslizante, en la que se introducen dispositivos quirúrgicos a través de pequeñas incisiones en la piel) también suele ser una opción.
    Especialmente en el caso de las mujeres que desean tener hijos, tiene sentido una extirpación aislada de los miomas. Dependiendo de la localización de los miomas, también se puede hacer en forma de enucleación del mioma: en este método quirúrgico, el crecimiento se despega del útero. Si el útero está muy agrandado como consecuencia de los crecimientos o si existe el riesgo de que los miomas degeneren en cáncer debido a los cambios en los tejidos, puede ser necesario realizar una histerectomía.
  • Terapia hormonal (terapia con progestágenos): Dado que a menudo sólo tiene un efecto temporal y, por tanto, los miomas vuelven a crecer una vez finalizada la terapia, el tratamiento con hormonas suele utilizarse para reducir el tamaño de los crecimientos antes de la extirpación quirúrgica.
    Bajo la influencia de los llamados análogos de la GnRH (análogos de la hormona liberadora de gonadotropina), los miomas pueden remitir completamente. Sin embargo, la terapia sitúa a las pacientes en la menopausia de forma artificial durante cuatro a seis meses, lo que puede provocar las molestias habituales, como sofocos, cambios de humor, osteoporosis (pérdida de masa ósea) y trastornos del sueño. Cuando se interrumpe la terapia, el equilibrio hormonal vuelve a la normalidad y los fibromas uterinos pueden volver a desarrollarse.

  • Embolización transcatéter: La embolización transcatéter percutánea es un método relativamente nuevo para tratar los miomas. En un procedimiento mínimamente invasivo, se esclerosan los vasos sanguíneos que suministran nutrientes a los crecimientos. Esto corta el suministro a los fibromas y estos retroceden.

  • Ultrasonidos: Se trata de un método de tratamiento muy novedoso en el que se destruye el tejido del mioma en un escáner de resonancia magnética con la ayuda de ondas sonoras de alta frecuencia. Durante el tratamiento, la paciente permanece tumbada durante unas tres horas con el abdomen por encima de una fuente de sonido desde la que se dirigen los ultrasonidos focalizados al mioma. La radiación genera tanto calor en el tejido objetivo que éste muere y luego es descompuesto por el sistema inmunológico del cuerpo. Sin embargo, esta forma de terapia sólo es posible en el caso de los miomas uterinos que están localizados de forma favorable para que no se dañen otros órganos durante el tratamiento.

Previsión

Si se diagnostica un mioma y no se trata inmediatamente debido a molestias menores, debe controlarse regularmente como parte de las revisiones ginecológicas. Aunque los miomas uterinos sean crecimientos benignos, pueden producirse, entre otras, las siguientes complicaciones:

  • Anemia hemorrágica, causada por el manchado y el sangrado continuo.
  • Problemas de concepción o durante el embarazo.
  • En raras ocasiones, pueden producirse cambios en los tejidos que conduzcan al desarrollo de tumores malignos.

Los miomas uterinos no son necesariamente un obstáculo para la concepción; sólo si provocan cambios muy graves en el útero, la fertilidad puede verse limitada.

Sin embargo, la alteración del equilibrio hormonal durante el embarazo puede provocar un edema (retención de líquidos) en los miomas, lo que puede hacer que se hinchen y provocar diversos problemas. Entre ellas se encuentran las anomalías de posición del feto (presentación de nalgas), el dolor y el inicio temprano del parto. Un mioma también puede dificultar tanto un parto natural (parto vaginal) que haya que practicar una cesárea (Sectio caesarea).

Prevención

No existen medidas preventivas contra los miomas uterinos porque, según los conocimientos actuales, no se conocen factores desencadenantes o causas definidas.

Danilo Glisic

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