Pólipos intestinales

Básico

Los pólipos intestinales suelen ser tumores benignos de la mucosa situados en la cavidad del colon. Pueden tener diferentes formas (tipo hongo, tipo cojín) y tamaños, y pueden aparecer individualmente o en grupos.

En aproximadamente el 50 por ciento de los afectados, los pólipos se localizan en el recto, también llamado vientre. Dependiendo del tipo de tejido, existen diferentes tipos de pólipos intestinales. Se calcula que en el 90% de los casos se trata de un adenoma, que puede aumentar de tamaño y posiblemente formar estadios preliminares de cáncer de colon. Si supera un diámetro de aproximadamente un centímetro, el riesgo aumenta. En casos raros, también pueden aparecer pólipos de colon hereditarios. Si se da este caso, el riesgo de cáncer de colon es especialmente alto.

En la población, alrededor del diez por ciento está afectado por pólipos intestinales. El número de personas afectadas aumenta con la edad. En el grupo de personas mayores de 60 años, aproximadamente una de cada tres padece tumores de la mucosa intestinal.

Causas

Todavía no está muy claro cómo se desarrollan los pólipos intestinales. Sin embargo, se sospecha que los factores genéticos, ambientales y, sobre todo, nutricionales desempeñan un papel.

En general, se puede decir que la población de los países occidentales industrializados tiene un mayor riesgo de padecer pólipos intestinales que, por ejemplo, los africanos o los asiáticos. A partir de este hecho, los investigadores concluyen que la dieta desempeña un papel nada despreciable en el desarrollo de los pólipos. En particular, el consumo de carne y grasas animales, así como un bajo consumo de fibras vegetales, pueden favorecer el desarrollo de pólipos intestinales.

También hay algunas enfermedades hereditarias, aunque raras, que se asocian a los pólipos intestinales. Entre ellos se encuentran la poliposis adenomatosa familiar (PAF) y el síndrome de poliposis hamartosa, que a su vez se subdivide en poliposis juvenil familiar y síndrome de Peutz-Jeghers.

Síntomas

Normalmente, los pólipos intestinales no causan ningún síntoma. En la mayoría de los casos, se descubren por casualidad durante una colonoscopia o una rectoscopia. A medida que aumenta el tamaño de los pólipos intestinales, también lo hacen los síntomas. Entre ellas se encuentran:

  • Diarrea o estreñimiento (el llamado "cambio de hábitos intestinales").
  • Sangre (en pólipos grandes sangrantes) y mucosidad en las heces
  • Anemia (anemia) debida a la pérdida de sangre
  • Dificultad para vaciar los intestinos o bloqueo de la cavidad intestinal

Diagnóstico

Para diagnosticar los pólipos intestinales, el médico pregunta por el tipo de síntomas y los antecedentes familiares. A continuación, palpa cuidadosamente el recto con el dedo, ya que es donde se encuentran la mayoría de los pólipos. Para realizar un diagnóstico fiable, existen las siguientes opciones:

  • Se toma una muestra de heces y se examina en busca de rastros de sangre (prueba de sangre oculta en heces).
  • Mediante una colonoscopia, el médico puede examinar el colon en detalle. En caso de que el médico pueda eliminar los pólipos inmediatamente en el curso de este examen, los examinará. Este examen también se utiliza para diagnosticar el cáncer de colon.
  • Si no es posible realizar una endoscopia, se puede realizar una radiografía con medio de contraste. Este examen permite ver todo el intestino.
  • Con la ayuda de una colonoscopia por TC (colonoscopia virtual) se pueden hacer visibles los pólipos del intestino.

Si se encuentra un adenoma en el examen, se debe examinar todo el colon en busca de otros adenomas. La probabilidad de que esto ocurra es de aproximadamente un tercio.

Terapia

Dado que los pólipos intestinales no pueden tratarse con medicamentos, la única opción es extirparlos durante un examen endoscópico. Este es el método más seguro, ya que los pólipos pueden ser precursores de tumores. A continuación, se realiza un examen al microscopio (examen histológico).

Si este examen muestra que no hay cambios celulares, no habrá más colonoscopia. Sin embargo, si algunas células de los pólipos ya han sufrido una transformación, se realizará una colonoscopia de control al cabo de un tiempo. El tamaño de un pólipo determina el riesgo de desarrollar cáncer de colon.

Existe un mayor riesgo de cáncer de colon en el caso de los pólipos de colon que rara vez son hereditarios. En este caso, se extirpa todo el colon como medida de precaución (colectomía), aunque todavía no se encuentren cambios. En el curso de esta operación, el intestino delgado se conecta al músculo del esfínter del ano para que la defecación normal siga siendo posible. Si la persona afectada es muy joven, esta operación sólo se realiza después de la pubertad.

Previsión

Los pólipos intestinales son normalmente benignos, pero en el peor de los casos pueden convertirse en un cáncer intestinal, por lo que el médico los extirpa por precaución.

Si el adenoma se extirpa sólo parcialmente, pueden volver a formarse bultos en el mismo lugar. Al examinar el tamaño, el número y la forma de los adenomas, es posible evaluar si existe un alto riesgo de cáncer de intestino.

Prevención

Incluso una dieta saludable no garantiza necesariamente que no se vaya a desarrollar un cáncer de intestino.

En el marco de la detección precoz del cáncer, se pueden realizar los siguientes exámenes:

  • A partir de los 50 años: prueba de sangre oculta en las heces, así como examen de palpación del recto.
  • A partir de los 55 años: Colonoscopia cada diez años. Si no quiere someterse a una colonoscopia, puede hacerse una prueba para detectar sangre oculta en las heces y una palpación del recto cada dos años a partir de los 56 años.
  • Si hay antecedentes familiares de pólipos adenomatosos o si hay parientes en la familia que padecen pólipos, este examen debe hacerse antes y con más frecuencia.
  • Si se han extirpado pólipos adenomatosos, debe realizarse una colonoscopia cada tres años para detectar a tiempo la formación de nuevos tumores.
Danilo Glisic

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