Básico
La tos ferina es una enfermedad respiratoria grave y de larga duración causada por la bacteria de la tos ferina (Bordetella pertussis). La nariz, la garganta, la tráquea y los pulmones se ven afectados. Una de las características de la tos ferina son los ataques de tos graves y espasmódicos que pueden provocar asfixia o, en un 1% de los casos, incluso la muerte. Durante los ataques, suelen escucharse sonidos sibilantes al inspirar.
La tos ferina es una enfermedad muy contagiosa. Además, suelen aparecer enfermedades secundarias como la neumonía y las infecciones del oído medio. La infección es especialmente peligrosa para los niños pequeños menores de seis meses, ya que puede producirse una parada respiratoria repentina.
Dado que hoy en día muchas personas no se vacunan ni se refuerzan contra la tos ferina, el número de casos vuelve a aumentar. Entre 2002 y 2006, por ejemplo, se registraron unos 13.000 casos en los nuevos estados federales de Alemania. A principios de la década de 1980, la mitad de los pacientes de tos ferina tenían menos de un año de edad; entre 2001 y 2004, el 60% de los casos ya se daban en adultos mayores de 20 años. El aumento de la tasa de pacientes adultos se debe a que la vacunación sólo proporciona protección durante unos cuatro a doce años y a que la gente no suele recibir un refuerzo.
Los niños y adultos infectados por la tos ferina deben permanecer en casa durante la fase de contagio de la enfermedad, ya que el elevado potencial de infección podría poner en peligro a otras muchas personas.