La terapia más eficaz para la urticaria aguda y crónica consiste en identificar y evitar los estímulos desencadenantes (como alimentos, alérgenos, frío, luz solar).
Si la urticaria está provocada por infecciones o inflamaciones crónicas, se tratan estas causas.
Los antihistamínicos son un remedio eficaz para el intenso picor de la urticaria. También pueden evitar que se formen nuevas ronchas.
En las formas muy graves de urticaria, puede producirse un shock circulatorio anafiláctico (alérgico), que se manifiesta con una caída aguda de la presión arterial y dificultades respiratorias. La cortisona se utiliza para tratar estos casos graves.
Si la urticaria está causada por una alergia al veneno de abeja o avispa, la hiposensibilización (inmunoterapia específica) puede mejorar los síntomas. Se trata de acostumbrar al sistema inmunitario al veneno para que las fuertes reacciones de hipersensibilidad sean menos graves en el futuro.
En el caso de la urticaria crónica idiopática (de desencadenamiento desconocido), ya se han conseguido numerosos resultados positivos utilizando enfoques terapéuticos naturistas. En el centro de estas terapias se encuentra el restablecimiento y la promoción de una flora intestinal natural y funcional.