10 medidas para unas vacaciones sin preocupaciones a pesar de la alergia o la intolerancia

Redacción externa

Aproximadamente una de cada tres personas en Alemania padece al menos una alergia, y la tendencia va en aumento. Además, se calcula que entre el 25 y el 30 por ciento tiene una intolerancia alimentaria. En la vida cotidiana, suelen suponer importantes restricciones y pueden reducir considerablemente la calidad de vida al provocar molestias como dolor abdominal, problemas respiratorios o picores, según el factor desencadenante. Especialmente en vacaciones existen peligros en este sentido, ya que no siempre es posible evitar los alérgenos de forma fiable. Para poder seguir disfrutando de su tiempo libre, las personas con alergias o intolerancias deben tomar medidas preventivas.
La mujer extiende sus brazos. Naturaleza con árboles de fondo Foto: stock.adobe.com / © detailblick-foto

Alergias comunes en Alemania

En caso de alergia, se produce una reacción exagerada del sistema inmunitario que, en el peor de los casos, puede acabar fatalmente: en el llamado shock anafiláctico. Esta reacción la provocan los alérgenos, que pueden adoptar muchas formas diferentes.

Entre los desencadenantes más comunes en este país se encuentran

  • El polen,
  • ácaros del polvo,
  • caspa de animales,
  • comida,
  • venenos de insectos,
  • moldes
  • o los llamados alérgenos de contacto, que están contenidos en joyas o cosméticos, por ejemplo.

Sin embargo, los alérgicos a menudo sólo reaccionan a alérgenos específicos, es decir, sólo a cierto polen de flores o al pelo de un tipo de animal. Por lo tanto, es importante determinar los factores desencadenantes en cada caso individual mediante un examen médico.

Sólo si los afectados saben exactamente a qué son alérgicos, pueden evitar estos alérgenos en la vida cotidiana o en las vacaciones. Además, pueden prepararse para las emergencias con el fin de reaccionar rápidamente antes de que la reacción alérgica ponga en peligro la vida. Por tanto, es un tema que no debe tomarse a la ligera.

La prueba de alergia la realiza un especialista. Foto: stock.adobe.com / © Alexander Raths

Medidas preventivas contra las alergias

Además, la terapia preventiva sólo puede iniciarse si la alergia ha sido confirmada por un médico; ésta es otra razón por la que merece la pena acudir al médico. Hoy en día, existen numerosas formas de aliviar o incluso prevenir las reacciones alérgicas antes de que se produzcan.

Por un lado, se trata de la llamada hiposensibilización, una forma especial de inmunoterapia en la que se acostumbra al sistema inmunitario a los alérgenos hasta que deja de reaccionar o lo hace con mucha menos intensidad. Por otro lado, existe toda una gama de medicamentos, como los antihistamínicos, que pueden utilizarse de forma aguda o preventiva contra una reacción alérgica, en función del desencadenante y de los síntomas.

Por lo tanto, el tratamiento médico de las alergias también se recomienda independientemente de las vacaciones planificadas y minimiza el riesgo de que se produzcan problemas durante la estancia desde el principio.

Diferencias con la intolerancia

Las alergias y las intolerancias se utilizan a menudo como sinónimos, pero hay diferencias importantes.

En el caso de una intolerancia alimentaria, no hay una reacción del sistema inmunitario como en el caso de una alergia a determinados alimentos. En cambio, el organismo carece de las enzimas o proteínas de transporte necesarias para procesar ciertos componentes de los alimentos.

Como resultado, se desarrollan síntomas gastrointestinales como dolor abdominal, flatulencia o diarrea. Estos síntomas no ponen en peligro la vida, pero en muchos casos merman la calidad de vida de los afectados. Por lo tanto, una intolerancia sólo suele existir a determinados componentes de los alimentos, como la lactosa de los productos lácteos o la fructosa de la fruta.

Tampoco hay interacciones como en el caso de las llamadas alergias cruzadas en las intolerancias, pero sí que una persona puede tener varias intolerancias. Por lo tanto, en caso de intolerancia, también es importante que un médico aclare los factores desencadenantes para evitarlos o tomar contramedidas.

Mujer sujetando su vientre con ambas manos. En primer plano hay un vaso con leche. Foto: stock.adobe.com / ©Pormezz

Consejos para unas vacaciones sin quejas

Hoy en día, las alergias e intolerancias están muy extendidas, pero los afectados no son impotentes ante ellas. Hay muchas maneras de prevenir y aliviar las molestias causadas por las intolerancias o las reacciones alérgicas, incluso durante las vacaciones. Por ello, se recomiendan las siguientes medidas para que pueda disfrutar de sus vacaciones sin preocupaciones:

1. tenga en cuenta las alergias o intolerancias a la hora de planificar su viaje.

No siempre es necesario elegir el momento del viaje o el destino teniendo en cuenta la alergia o la intolerancia. Al fin y al cabo, los afectados no se enfrentan al alérgeno o al alimento intolerante en todas partes. Por lo tanto, vale la pena hacer primero una lista de los destinos y actividades que serían deseables en las vacaciones.

A continuación, se puede comprobar si hay factores críticos en este sentido. Por ejemplo, las vacaciones de invierno suelen ser posibles sin problemas para los alérgicos al polen, mientras que el calendario polínico es relevante para las vacaciones de verano. En cambio, en el caso de una intolerancia, no suele ser complicado atenderse a sí mismo en un piso de vacaciones, mientras que las dietas especiales no siempre pueden tenerse en cuenta cuando se come en un hotel.

Por ello, una planificación adecuada puede evitar ciertos inconvenientes o riesgos en las vacaciones. Precisamente por eso es tan importante aclarar con detalle a qué reacciona la persona en cuestión y dónde pueden estar esos desencadenantes al acecho durante las vacaciones.

La forma más fácil de garantizar un viaje sin preocupaciones es evitar por completo estos desencadenantes, por ejemplo, eligiendo un destino adecuado, una hora de viaje apropiada, un hotel especial o el tipo de comida correspondiente.

2 Seleccionar un alojamiento especial - y reservar con tiempo

El hotel es una palabra clave importante, porque una gran variedad de factores desencadenantes pueden convertirse en un problema allí: El pelo de los animales, los ácaros del polvo, las esporas del moho o los alérgenos de los alimentos son sólo algunos de los muchos ejemplos.

Por eso, ahora hay alojamientos que se han especializado en las necesidades de las personas con alergias o intolerancias y hacen que su estancia sea más segura y agradable en muchos sentidos. Esto se aplica tanto a los dormitorios como a las salas comunes, ya que se presta especial atención a la higiene, desde la ropa de cama hasta el suelo. Asimismo, el catering puede encargarse completamente según las necesidades individuales, lo que supone un gran alivio en vacaciones no sólo en caso de intolerancia alimentaria, sino también en el caso de una dieta especial como el veganismo.

Sin embargo, precisamente porque muchas personas se ven afectadas por alergias o intolerancias, la demanda de este tipo de alojamientos es alta y la tendencia también va en aumento en este sentido. Por lo tanto, es aconsejable reservar con tiempo, especialmente durante la temporada alta. En cambio, las vacaciones espontáneas sólo son posibles de forma limitada, con las correspondientes reclamaciones.

Mujer pelirroja durmiendo en la cama. Foto: stock.adobe.com / © drubig-photo

3. comprobar cuidadosamente las bebidas y los alimentos

En Alemania, el etiquetado de alérgenos en los alimentos es obligatorio. Esto significa que los alérgenos más comunes, como los cacahuetes o los huevos, deben declararse en el envase.

Esto facilita a los alérgicos la distinción entre alimentos compatibles e incompatibles. Sin embargo, esta lista no incluye en absoluto todos los posibles alérgenos o componentes alimentarios que pueden desencadenar una reacción de intolerancia.

Una vez más, es importante conocer los factores desencadenantes en cada caso y reconocerlos en el envase si aparecen como nombres latinos o números E, por ejemplo.

Sin embargo, a más tardar cuando los alimentos se sirven sin envasar, por ejemplo en un restaurante, o cuando no existe el correspondiente requisito de etiquetado en el extranjero, puede resultar difícil distinguir los alimentos compatibles de los incompatibles.

La barrera del idioma también suele influir en este sentido durante las vacaciones. Por lo tanto, aprender los alérgenos propios en el idioma nacional respectivo es un primer paso importante para encontrarlos en los envases o poder preguntar al personal de servicio del restaurante u hotel sobre ellos.

Los alérgicos o las personas con intolerancia deben asegurarse varias veces de que el alimento se tolera, porque a veces incluso las trazas más pequeñas, por ejemplo de frutos secos, pueden provocar reacciones mortales en caso de una fuerte alergia. En caso de duda, como ya se ha mencionado, el autoservicio es por tanto la mejor opción.

En muchos países, sobre todo en Europa, esos productos están disponibles en supermercados conocidos de las mismas marcas que la mayoría de los alemanes también conocen de casa, y que están seguros de poder tolerar.

Dos personas comiendo en un restaurante y sonriéndose. Foto: stock.adobe.com / © Maridav

4. envasar medicamentos para la prevención y los casos agudos.

A pesar de estas precauciones, nunca se puede descartar por completo el contacto con un alérgeno o un componente alimentario intolerable durante las vacaciones. Además, en casos individuales, puede producirse una reacción alérgica en ausencia de alérgenos.

Por lo tanto, es importante estar siempre preparado para un caso agudo, a pesar de tomar precauciones. Para ello, se pueden utilizar diversos preparados, previa consulta con el médico. Suelen ser los llamados antihistamínicos. Además, ningún alérgico debería prescindir de un kit de emergencia especial para el shock anafiláctico en su equipaje.

Pero estos medicamentos también pueden garantizar unas vacaciones sin preocupaciones como medida preventiva, incluso si los afectados entran en contacto con el alérgeno o con alimentos intolerables. Por ejemplo, los aerosoles nasales especiales pueden tener un efecto preventivo sobre la fiebre del heno. En el caso de la intolerancia a la lactosa, se puede tomar la enzima que falta, y en el caso de la intolerancia a la histamina, se consigue un gran éxito tomando diamina oxidasa.

Por lo tanto, vale la pena aclarar las opciones pertinentes antes del viaje y probarlas para comprobar su efecto y tolerancia. De este modo, podrá iniciar su viaje sin preocupaciones.

Sin embargo, no es aconsejable tomar un nuevo preparado por primera vez durante el viaje debido a los posibles efectos secundarios o reacciones de hipersensibilidad. Las vacaciones no son el lugar adecuado para hacer "experimentos". 5.

5. tomar nota de las consideraciones especiales al viajar

Llevar medicamentos a través de las fronteras nacionales o en avión puede causar problemas. En el caso de los viajes en avión, esto es especialmente cierto si se transportan en el equipaje de mano.

En estos casos, es importante dejar el medicamento en su envase original. Lo ideal es llevar también una nota del médico en inglés o en el idioma del país de destino, indicando de qué medicamento se trata y por qué es necesario.

En el avión, todos los medicamentos deben llevarse también en un film transparente. Sin embargo, esta no es la única particularidad a la hora de viajar o volver de un viaje como persona con alergias o intolerancias.

Puede haber otros obstáculos, como alérgenos en el avión o ingredientes alimentarios incompatibles en la comida que se sirve allí. Además, algunos medios de transporte, a veces incluso los aviones, permiten la presencia de mascotas en el habitáculo, lo que también puede convertirse en un problema para los alérgicos.

Por ello, los alérgicos deben tener siempre a mano su medicación y su kit de emergencia. Al hacer la reserva, puede valer la pena preguntar a la aerolínea, a la agencia de viajes o a otro contacto adecuado si, por ejemplo, se admiten mascotas o si es posible pedir comida especial.

Por lo general, se puede encontrar una solución, como colocarlos lo más lejos posible de los animales o llevar sus propios bocadillos. En caso de duda, viajar por su cuenta, por ejemplo en coche, es una alternativa más fácil y segura. Las opciones de transporte también deben considerarse en consecuencia a la hora de elegir un destino.

Una persona arrastra una maleta tras de sí en el avión. Foto: stock.adobe.com / © sebra

6. autoconsumo (también) en el camino

Si eres intolerante o alérgico a ciertos alimentos o a las esporas del moho, puede tener sentido que te encargues de tus propias comidas. Esto es así no sólo durante el viaje de ida y vuelta a la casa de vacaciones, sino también durante las excursiones y actividades que se realizan durante las vacaciones.

Esto se debe a que es casi imposible comprobar los ingredientes de los aperitivos comprados en los puestos callejeros, por ejemplo. Además, la falta de higiene puede convertirse en un problema, incluso para los no alérgicos.

Por lo tanto, es aconsejable, por ejemplo, en caso de intolerancia a la histamina o de alergias alimentarias, comprar alimentos adecuados en el supermercado y envasarlos para tener a mano una comida tolerable garantizada en caso de duda.

Para ello se recomiendan los alimentos no procesados y con pocos ingredientes, como el pan o el queso. Cuanto más naturales sean los productos, menor será el riesgo, incluso en el extranjero, de que contengan ingredientes inesperados que puedan provocar una reacción alérgica o de intolerancia.

7 Minimizar los ácaros del polvo en las habitaciones de hotel

Una vez que se llega a las vacaciones, los ácaros del polvo en el alojamiento pueden convertirse en un problema para los alérgicos. Esto se aplica incluso a las habitaciones u hoteles especiales para alérgicos. No obstante, merece la pena reservar este tipo de habitaciones, ya que el riesgo de exposición a los ácaros del polvo doméstico es, al menos, significativamente menor en ellas.

En combinación con sus propias medidas de precaución, hay muchas posibilidades de que pueda pasar sus vacaciones sin síntomas. Es útil utilizar los siguientes utensilios:

  • Spray antiácaros para librar los textiles de su alojamiento de posibles ácaros del polvo, especialmente la cama.
  • Una toalla de viaje especial para que los alérgicos la pongan sobre la ropa de cama en el lugar, ya que el spray antiácaros elimina los propios ácaros, pero no sus excrementos. Muchos alérgicos son sensibles a esto.
  • Saco de dormir para alérgicos en versión interior o exterior con el forro adecuado, según sus necesidades.
  • Bolsas de vacío para envolver los textiles que traigas, como la sábana o el saco de dormir, para que no entren ácaros en tu equipaje durante el viaje o en casa.
  • Almohadas de viaje, inflables si es necesario, para facilitar el transporte y evitar el contacto directo con los tejidos desconocidos en el alojamiento, especialmente en la zona facial sensible.

Otra forma de hacer que sus vacaciones sean cómodas a pesar de las alergias al polvo doméstico es elegir un destino a mayor altitud. A partir de unos 1.500 metros, apenas se encuentran ácaros del polvo doméstico; a partir de 1.800 metros, los alojamientos suelen estar completamente libres de ácaros. Por lo tanto, merece la pena que los afectados se planteen un viaje a la montaña. Lo mismo ocurre con las alergias al polen.

Una persona cubre una cama. Sólo se ven los brazos y parte de la cama. Foto: stock.adobe.com / © Suphansa

8. ventilar adecuadamente el alojamiento

En el caso de muchas alergias, como las del polen, los ácaros del polvo o las esporas del moho, una ventilación adecuada puede aliviar o incluso prevenir los posibles síntomas. En cualquier caso, la mejor manera de hacerlo es ventilar la habitación rápida y completamente. De este modo, se pueden eliminar los posibles alérgenos del interior.

Sin embargo, si tiene alergia al polen, existe el riesgo de que estos alérgenos entren en su espacio vital durante la ventilación y se acumulen allí. En estos casos, es mejor ventilar por la noche, cuando no hay polen o al menos vuela menos.

Por otro lado, si es alérgico a los ácaros del polvo o a las esporas del moho, también deberá ventilar regularmente durante el día para que la exposición de sus habitaciones a los alérgenos sea lo más baja posible mientras esté de vacaciones.

También puede ser útil retirar temporalmente las plantas de interior del alojamiento o hacer que las retiren y, en general, elegir un destino con un clima más bien seco. Esto se debe a que la alta humedad favorece los alérgenos típicos, como las esporas de moho.

Una persona aparta una ligera cortina de la ventana para que pueda entrar el sol. Foto: stock.adobe.com / © Ann Rodchua

9. Contratar un seguro adecuado.

A pesar de todas estas precauciones, nunca es posible decir con certeza si no será necesario un tratamiento médico in situ, ya sea por la alergia o por otras causas.

Por lo tanto, un seguro médico en el extranjero que también cubra el posible tratamiento de reacciones alérgicas o molestias debidas a una intolerancia es imprescindible para cualquier viaje. Debe adaptarse de forma óptima a las necesidades individuales y a los posibles peligros del destino del viaje.

Por ejemplo, si vas a estar en la montaña, debes elegir una póliza que también incluya el rescate en montaña. De este modo, los alérgicos pueden disfrutar de unas vacaciones seguras a pesar del mayor riesgo. Sin embargo, tiene sentido, sobre todo en caso de alergias graves, por ejemplo a las picaduras de avispa, permanecer siempre cerca de la civilización y de las rutas de rescate para poder recibir ayuda rápidamente en caso de emergencia.

10. hacer una lista de control y marcarla

Si viaja con alergias o intolerancias, hay que tener en cuenta algunas cosas especiales; entonces, unas vacaciones sin preocupaciones son definitivamente posibles. Para que los afectados no olviden nada importante, es aconsejable crear una lista de control y marcarla punto por punto antes de cada viaje.

Existe una plantilla oficial para ello, que es un buen punto de partida. Sin embargo, debe adaptarse individualmente, en función de las alergias o intolerancias, el destino, el medio de transporte y otros factores.

Conclusión

Los alérgicos y las personas con una intolerancia deben esperar ciertas restricciones en las vacaciones en muchos casos. Su gravedad depende de varios factores, como el tipo y la gravedad de la reacción a los respectivos desencadenantes.

Algunos enfermos pueden pasar unas vacaciones libres de síntomas, por así decirlo, con la medicación preventiva adecuada, mientras que otros tienen que prestar mucha atención al destino que eligen y al alojamiento. En este sentido, cada uno debe reunir su propia experiencia en consulta con su médico y averiguar qué funciona en cada caso individual.

En el caso de alergias especialmente graves, que suponen una gran restricción tanto en las vacaciones como en la vida cotidiana, puede merecer la pena en cualquier caso un tratamiento preventivo, por ejemplo con antihistamínicos o en forma de hiposensibilización. Por lo tanto, es aconsejable comprobar las opciones individuales para poder disfrutar de unas vacaciones sin quejas ni preocupaciones en el futuro.

Kurt Weber


Última actualización el 25.05.2022


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