Lo que hay que tener en cuenta:
Los animales suelen necesitar una dosis diferente de un medicamento que los humanos, por lo que la medicación autoadministrada puede ser muy peligrosa. Como profano en la materia, es muy fácil malinterpretar los síntomas que muestra nuestra mascota y hacer un diagnóstico erróneo debido a la falta de comunicación.
Paracetamol e Ibuprofeno:
Tanto para el perro como para el gato, el paracetamol es un tóxico potencial. En los perros, una ingesta de 200mg/kg del ingrediente activo es suficiente para detectar síntomas claros de envenenamiento. En los gatos, la cantidad es mucho menor, sólo 60mg/kg de paracetamol.
Normalmente, la mayoría de los analgésicos deberían descomponerse en el hígado hasta convertirse en sustancias no tóxicas. Estos se excretan a través de la bilis y la orina.
A los 30 minutos de la ingestión, la dosis tóxica está en el torrente sanguíneo del animal e inhibe la combinación de oxígeno con los eritrocitos (es decir, los glóbulos rojos) y los hepatocitos (es decir, las células del hígado). La hemoglobina, es decir, las proteínas de los glóbulos rojos, sólo pueden cumplir la función de transporte de oxígeno si el hierro que contienen está presente en forma bivalente. Sin embargo, el paracetamol hace que el hierro permanezca en su forma oxidada y, por lo tanto, es incapaz de transportar oxígeno. Puede observarse en la mascota dificultad respiratoria y mucosas azuladas después de 1 a 4 horas. Las razones de la ingestión de los principios activos en perros y gatos pueden ser la autodeglución de comprimidos fácilmente accesibles o la administración por parte de los propios dueños de las mascotas.
El ibuprofeno también puede ser tóxico para ambos cuadrúpedos si se ingiere. La administración oral permite que el fármaco entre en las membranas mucosas de los animales, donde puede causar una grave irritación. El vómito con sangre o la diarrea con sangre son posibles cursos. Las dosis más altas pueden hacer que el animal baje su propia temperatura corporal con un shock. El resultado son las palpitaciones y la inconsciencia.
En cualquiera de los casos, se debe acudir a un veterinario lo antes posible o pueden producirse consecuencias más graves.
Otros agentes tóxicos:
Muy a menudo, la intoxicación también se produce debido a los alimentos y estimulantes, que se consideran inofensivos para los seres humanos. Entre ellas se encuentran las sustancias cafeína y teofilina o teobromina, que pueden encontrarse en el café (hasta 200 mg de cafeína por taza), el té (hasta 100 mg de cafeína por taza), el cacao (14-20 mg de teobromina por gramo) y el chocolate (1,5 a 15 mg de teobromina por gramo). Incluso unos pocos cientos de miligramos de estas sustancias pueden ser letales para las mascotas.
Varios derivados de la cumarina, que se añaden a los perfumes, los productos del tabaco y los cosméticos, también pueden causar efectos tóxicos.
Almacene los medicamentos adecuadamente:
Es especialmente importante guardar los medicamentos en un lugar seguro, como se describe en casi todos los prospectos. De lo contrario, existe el riesgo de que su propia mascota, sin la supervisión del propietario, lo identifique como comida y se lo coma. Por ello, los envases deben mantenerse bien cerrados en lugares poco accesibles y no deben consumirse en las inmediaciones de la propia mascota.
Visita oportuna al veterinario:
En cualquier caso, siempre se debe consultar a un veterinario, ya que el consejo, el diagnóstico, la dosis y la administración correctos de un medicamento se dejan en manos del experto profesional. Si se produce una situación aguda fuera del horario de apertura de la consulta veterinaria, se debe acudir al servicio de urgencias.
