Redacción externa
Los trastornos del sueño pueden ser muy angustiosos; afortunadamente, hoy en día hay muchas formas de combatirlos.
Hoy en día, existe toda una gama de medicamentos que pueden tener un efecto útil en los trastornos del sueño. Se pueden dividir en dos grupos:
Este grupo incluye principalmente fitoterapéuticos como los preparados de valeriana o los preparados a base de flores de la pasión (por ejemplo, Lioran o Pascolflair). También hay antihistamínicos de venta libre para calmar. Además, existen tés para dormir con hierbas calmantes y remedios a base de melatonina.
La eficacia de algunos de estos remedios se está investigando actualmente en un estudio de la Universidad de Maguncia. Los resultados aún están pendientes. Un estudio de 2018 de Stiftung Warentest concluyó que muchas alternativas de venta libre no son adecuadas. Sólo los antihistamínicos fueron capaces de lograr un efecto correspondiente en la prueba, al menos a corto plazo.
Además, en casos agudos, el médico también puede recetar somníferos sintéticos que se acoplan a determinados receptores del cerebro y así calman las células nerviosas. En este caso, la Stiftung Warentest llegó a una conclusión más positiva. No obstante, estos medicamentos no deben tomarse de forma permanente.
Los somníferos pueden ayudar con las molestias a corto plazo o después de largas fases de insomnio para acostumbrarse de nuevo a un ritmo de sueño. Sin embargo, por regla general, es mucho más importante tratar la causa de los trastornos del sueño.
Los trastornos del sueño se dividen básicamente en dos grupos diferentes:
Son trastornos del sueño que no tienen una causa subyacente. A menudo se desarrollan a partir de la inquietud interior, el estrés o un entorno de sueño desfavorable. Las técnicas de relajación, como la meditación, una lucha sostenida contra las causas del estrés (si es posible) y una mejora del entorno de sueño pueden ayudar en este sentido.
Esta categoría de trastornos del sueño se debe a una enfermedad subyacente correspondiente. Entre las posibles causas se encuentran las siguientes enfermedades:
La toma de medicamentos, como antibióticos, antidepresivos o medicamentos para la presión arterial, también puede provocar trastornos del sueño.
En estos casos, es especialmente importante tratar las enfermedades subyacentes en consulta con el médico. Además, debe probarse si la administración de otros medicamentos del mismo grupo puede resolver el problema del sueño. Si nada conduce a una mejora, posiblemente sea necesaria una ingesta de pastillas para dormir bajo supervisión médica.
Si los trastornos del sueño no están asociados a ninguna enfermedad subyacente, los afectados pueden intentar mejorar su estado haciendo algunos cambios. Entre ellas se encuentran:
La gente es un animal de costumbres. Por esta razón, puede ser útil ir a la cama a la misma hora cada noche. Además, una rutina nocturna ayuda a preparar lentamente el cuerpo para el sueño. Hacer las mismas cosas una y otra vez antes de ir a la cama hace que tu cerebro se acostumbre a la rutina y que sea más fácil conciliar el sueño.
Aunque se suele decir que lo óptimo es dormir entre 7 y 8 horas por noche, cada persona tiene su propio ritmo de sueño. Por ejemplo, cuando apenas había fuentes de luz artificial, los ritmos de sueño de las personas eran muy diferentes: Dos fases de sueño con una interrupción de 1-3 horas. Según un estudio, todavía hoy dormiríamos así. Por este motivo, es importante determinar las necesidades personales de sueño y adaptar el propio comportamiento de sueño a ellas si es posible. Tanto el exceso como la falta de sueño pueden provocar problemas.
Una larga siesta al mediodía puede hacer que no estemos cansados de nuevo por la noche. Por esta razón, una siesta corta de 20-30 minutos debería ser el máximo a la hora de comer. Esto también puede ser reconstituyente. Otra ventaja es que despertarse es mucho más fácil porque el sueño profundo aún no ha tenido lugar.
El entorno personal para dormir también contribuye en gran medida a la calidad de nuestro sueño. Los siguientes aspectos son especialmente importantes:
- Luz: Las fuentes de luz fuertes en el dormitorio pueden causar verdaderos problemas. Cuando nos vamos a descansar, el cuerpo produce la hormona melatonina. Sin embargo, la luz se encarga de inhibir la producción de melatonina. Los ojos cerrados no nos protegen de esto, por cierto, porque nuestros párpados filtran la luz muy débilmente. Por esta razón: los televisores y los teléfonos inteligentes no tienen cabida en el dormitorio. Si las fuentes de luz no se pueden apagar desde el exterior, un antifaz para dormir puede ayudar.
- Temperatura: Una habitación bien temperada también ayuda a combatir los trastornos del sueño. Si hace demasiado frío o demasiado calor, esto puede perturbar nuestro sueño.
- Accesorios para dormir: Las almohadas y los colchones incómodos también pueden provocar una mala postura al dormir, lo que a su vez puede interferir en un sueño reparador. Aquí es donde el asesoramiento de los expertos puede ayudar a crear el entorno adecuado para dormir.
Si comes poco antes de acostarte, tu cuerpo estará ocupado con la digestión. Especialmente con la comida pesada, esto puede perturbar nuestro sueño y mantenernos despiertos más tiempo.
Un buen ritmo de sueño y una cantidad de sueño adaptada ayudan a acostumbrar al cuerpo a dormir bien.
En conclusión, hoy en día hay muchas formas de tratar los nuevos trastornos del sueño. La medicación no tiene por qué ser el primer paso. En primer lugar, es importante aclarar las causas. Si una enfermedad subyacente es la responsable, el primer paso es combatirla. Por lo demás, puede ayudar a combatir el estrés, crear rutinas de sueño y aprovechar algunas posibilidades para mejorar la higiene del sueño.
Kurt Weber
Última actualización el 16.08.2022
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