Conceptos básicos
El ácido ascórbico o vitamina C es una vitamina hidrosoluble que se encuentra de forma natural en diversas frutas y verduras. Este nutriente es esencial para el organismo humano porque es responsable del mantenimiento del tejido conjuntivo y los huesos e interviene en muchas vías metabólicas. La vitamina actúa como antioxidante porque protege las células eliminando los compuestos y radicales dañinos (oxígeno). Además, inhibe la formación de nitrosaminas cancerígenas. En farmacia, se utiliza para tratar carencias y se emplea en combinación con preparados de hierro porque el ácido ascórbico aumenta la absorción del hierro vegetal en el intestino. La vitamina C se comercializa en forma de comprimidos (pastillas y efervescentes), cápsulas de liberación sostenida, polvo y como solución inyectable. Además del hierro, suele combinarse con ácido acetilsalicílico (aspirina), otras vitaminas y minerales. Su eficacia para la prevención y el tratamiento de los resfriados es científicamente discutida o no está claramente demostrada. El descubrimiento de la vitamina más conocida se remonta al siglo XVIII, cuando se descubrió la "enfermedad de los marineros", el escorbuto. Los marineros sufrían de encías sangrantes, pérdida de dientes, atrofia muscular y debilidad del músculo cardíaco debido a la carencia de vitamina C. A finales de siglo, el zumo de limón fresco se declaró un tratamiento y se hizo obligatorio llevar cítricos a bordo. El descubrimiento del ácido ascórbico no se produjo hasta 1933 por el médico húngaro Albert Szent-Györgi y su aislamiento por el británico Walter Harworth, ambos galardonados con el Premio Nobel por su descubrimiento.