Conceptos básicos
El dióxido de titanio se utiliza principalmente como excipiente en la industria farmacéutica. Los excipientes son sustancias que confieren al medicamento final propiedades especiales o que sólo se utilizan como relleno inocuo. El dióxido de titanio se utiliza como pigmento blanco en comprimidos y cápsulas. Sin embargo, el dióxido de titanio también se utiliza en protectores solares, ya que actúa como filtro mineral UV para proteger los rayos UVA y UVB de penetrar en la piel.
El dióxido de titanio no debe inhalarse, ya que es cancerígeno y puede causar inflamación. En 2021, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) llegó a la conclusión de que el dióxido de titanio ya no puede utilizarse como aditivo alimentario. Sin embargo, sigue estando permitido en medicamentos, pero por lo general ya se está sustituyendo u omitiendo. Los pacientes con enfermedad inflamatoria intestinal crónica deben evitar por completo el dióxido de titanio, ya que puede provocar un aumento de la inflamación y también existe el riesgo de que el dióxido de titanio se acumule en el bazo.