Farmacología
Farmacodinámica
El hierro es necesario para mantener una salud óptima, especialmente para la formación de glóbulos rojos, que transportan oxígeno por todo el cuerpo. Una carencia de hierro significa que el organismo no puede producir suficientes glóbulos rojos sanos. La anemia ferropénica se produce cuando las reservas de hierro del organismo descienden a un nivel demasiado bajo y el hierro almacenado no es suficiente para mantener la producción normal de glóbulos rojos. La insuficiencia de hierro en la dieta, la absorción deficiente de hierro, las hemorragias, el embarazo o la pérdida de hierro a través de la orina pueden provocar ferropenia. Los síntomas de la anemia ferropénica incluyen fatiga, dificultad para respirar, palpitaciones, mareos y dolores de cabeza. Tomar hierro en forma de suplementos dietéticos, como el sulfato ferroso, permite que los niveles de hierro aumenten más rápidamente cuando la ingesta dietética y las reservas de hierro son insuficientes.
Farmacocinética
El hierro administrado por vía oral tiene una biodisponibilidad muy diferente según las circunstancias, incluida la valencia del hierro (Fe2+ o Fe3+), la ingesta alimentaria y el grado de deficiencia de hierro. El hierro bivalente es más soluble y, por tanto, suele tener una mayor biodisponibilidad que el hierro trivalente (Fe3+). La absorción se produce principalmente en el intestino delgado, especialmente en el duodeno y el yeyuno proximal. Alrededor del 60 % del hierro es absorbido por los eritrocitos. El resto del hierro se encuentra en el tejido muscular (como parte de la mioglobina) y en diversas enzimas, así como en su forma de almacenamiento, la ferritina.