TDAH (trastorno por déficit de atención e hiperactividad)

Básico

Especialmente en la escuela primaria, el término TDAH se utiliza a menudo cuando se trata de niños que exigen un alto nivel de atención. Se acusa a los niños de interrumpir constantemente las clases, de no ser capaces de quedarse quietos y de ser una carga excesiva. Y rápidamente se les diagnostica TDAH, aunque no estén ni mucho menos capacitados para ello.

Sin embargo, este trastorno no ha desempeñado un papel en nuestra sociedad durante mucho tiempo. Sólo con la introducción de la educación obligatoria se creó la posibilidad de que el desorden arraigara en nuestras mentes. Antes no se obligaba a los niños a seguir las clases en silencio y con concentración durante largos periodos de tiempo.

Difusión del TDAH

En la actualidad, el TDAH es uno de los trastornos psiquiátricos más diagnosticados en niños y adolescentes. Aunque el trastorno comienza antes de los seis años, suele alcanzar su nivel más alto después de empezar la escuela.

En general, alrededor del tres por ciento de los niños en edad escolar están afectados por el TDAH en la actualidad. A primera vista, los niños parecen estar afectados con mucha más frecuencia que las niñas. Sin embargo, nuevos estudios y descubrimientos sugieren que muchas niñas también se ven afectadas. Sin embargo, como muestran un cuadro sintomático algo diferente, rara vez se diagnostican correctamente.

Tópicos sobre el TDAH

Hoy en día, existe toda una colección de tópicos y prejuicios en torno al TDAH. Sin embargo, muchas de ellas pueden ser completamente desmentidas si se examina de cerca el trastorno.

El TDAH no es una enfermedad de la civilización moderna y no tiene nada que ver con una educación errónea, una dieta equivocada o el uso de juegos de ordenador. Y siempre hay que tener en cuenta que no todas las personas inquietas padecen TDAH.

Los aspectos positivos del TDAH

El hecho de que un niño tenga TDAH no significa que necesite cuidados y apoyo especiales. Tener un hijo con TDAH no sólo significa que requiere mucha atención y esfuerzo. Por el contrario, los niños también tienen todos sus puntos fuertes y positivos. Por ejemplo, las personas afectadas suelen mostrar también un alto nivel de creatividad y el don de una imaginación distintiva. También se observa a menudo una gran capacidad de improvisación. Por último, pero no por ello menos importante, en muchos niños con TDAH también se observa un fuerte sentido de la justicia.

Definición

TDAH es la abreviatura de trastorno por déficit de atención e hiperactividad. Se trata de un trastorno mental asociado al complejo sintomático de la falta de atención, la hiperreactividad y la impulsividad.

Sin embargo, el TDAH no es un trastorno firmemente definido y describible con precisión. A menudo existen formas mixtas y combinaciones con otros trastornos. También pueden aparecer tics, mal humor, ansiedad y agresividad. En los niños, también suele haber un trastorno del comportamiento. Los adultos con TDAH muestran una tendencia al comportamiento disocial y tienden a abusar de sustancias adictivas.

En principio, se pueden distinguir tres tipos de TDAH

  • Tipo predominantemente inatento: Los déficits de atención pasan a primer plano, por lo que apenas se observan comportamientos hiperactivos e impulsivos.
  • Tipo predominantementehiperactivo-impulsivo: El comportamiento hiperactivo e impulsivo pasa a primer plano, mientras que no se observan déficits de atención.
  • Tipo mixto: Se trata de un tipo amplio en el que se observan tanto déficits de atención como hiperactividad e impulsividad.

Los síntomas suelen comenzar antes de los seis años. Aunque se trate de un trastorno congénito, también hay niños a los que sólo se les puede diagnosticar cuando empiezan a ir al colegio, porque sólo se hacen notar en la vida escolar cotidiana. En el caso de los niños más pequeños, suele ser difícil distinguir el comportamiento en el sentido de los síntomas del TDAH del desarrollo propio de la edad.

Causas

Como ya sugiere la diversidad del cuadro clínico, las causas del TDAH son también muy difíciles de precisar. En general, puede decirse que los factores biológicos y constitucionales son los principales responsables del desarrollo, mientras que los factores psicosociales pueden ser considerados responsables del mantenimiento del trastorno.

Estrés y TDAH

Uno de los factores desencadenantes del TDAH puede ser el hecho de vivir bajo un estrés constante. En algún momento, las demandas excesivas permanentes ya no pueden ser compensadas y se desarrolla el trastorno descrito.

Sin embargo, también hay que decir que el propio TDAH también provoca un estrés permanente. Este trastorno impide el correcto filtrado de la información en el cerebro. Así, toda la información del entorno se absorbe conscientemente sin que los datos sin importancia se clasifiquen primero inconscientemente. Para el cerebro, esto significa que tiene que procesar una gran cantidad de datos. Esto conduce a la falta de memoria, la agresividad y la inquietud. Algunos niños, especialmente las niñas, no reaccionan a esta avalancha de datos con hiperactividad, sino que se muestran inusualmente tranquilos y soñadores.

Factores genéticos que influyen

Otra causa sospechosa es un cambio en la composición genética. Se cree que un trastorno genético provoca una falta de dopamina y noradrenalina en el cerebro, que desempeñan un papel importante en la atención, el impulso y la motivación. Son necesarios en las conexiones entre las células nerviosas para transferir la información de una célula a otra. Si hay una deficiencia de estas sustancias mensajeras, sólo se puede transmitir poca información, se producen déficits en las áreas descritas.

Esta teoría está respaldada por el hecho de que el TDAH suele darse en grupos en las familias afectadas. Sin embargo, todavía no se ha encontrado ninguna prueba que demuestre que se trata de un trastorno genético.

Daño cerebral y TDAH

Probablemente también exista una relación entre el daño cerebral en la primera infancia y el TDAH. Una breve falta de oxígeno durante el parto puede ser tal vez tan discreta que no se detecten efectos negativos al principio. Sin embargo, pueden haberse producido daños que provoquen el desarrollo del TDAH antes o después.

La dieta como factor desencadenante

En los últimos años, la nutrición ha sido un aspecto muy discutido en casi todos los cuadros clínicos. Y también en el caso del TDAH, se sospecha que existe una relación entre la ingesta de colorantes y conservantes en los alimentos y la aparición del TDAH.

Aunque se ha demostrado que estas sustancias no son tóxicas, hay algunos datos que sugieren que la dieta desempeña un papel. Sin embargo, aún no se han demostrado hechos más precisos a este respecto. Así que sigue siendo una especulación que debe confirmarse.

Comportamiento materno durante el embarazo

Como ocurre con muchas otras enfermedades y trastornos de la infancia, el embarazo también es un posible desencadenante del TDAH. Por ejemplo, el uso de la nicotina, el alcohol y las drogas podría llevar a fomentar el trastorno.

Entornos que perpetúan el TDAH

Es evidente que el entorno en el que vive el niño no influye en el desarrollo del TDAH. Pero no debe descuidarse, porque determina si los síntomas persisten o remiten.

En el curso normal de la enfermedad, suele haber una mejora espontánea de los síntomas. Esto puede no ocurrir si el entorno del niño no está adaptado a sus necesidades. Por ejemplo, las condiciones de vida estrechas, la falta de atención emocional, una vida cotidiana agitada con mucho ruido, la falta de estructuras transparentes, la falta de ejercicio y la presión del tiempo pueden influir negativamente.

No obstante, hay que decir que se puede descartar que una mala educación o experiencias negativas durante la infancia sean la causa del TDAH.

La causa suele ser un misterio sin resolver

En la mayoría de los casos, no se puede determinar la causa exacta. Aunque hay varios indicios de la causa, todavía no está claro qué factores son realmente decisivos.

Síntomas

El TDAH se define por cuatro síntomas cardinales: Hipermotricidad, trastorno por déficit de atención con aumento de la distracción, impulsividad y trastornos de adaptación psicosocial. Sin embargo, los síntomas también dependen de la edad del niño en cuestión. Por lo tanto, siempre hay que tener en cuenta la etapa de desarrollo en la que se encuentra el niño a la hora de buscar los síntomas del TDAH.

En general, el TDAH es un trastorno que se presenta de forma muy diferente en las distintas etapas de la vida. A continuación se examinan brevemente los síntomas del TDAH en las distintas etapas de la vida.

TDAH en la infancia

Los bebés con TDAH se caracterizan por fases de llanto frecuentes y prolongadas e inquietud motora. Además, los padres suelen enfrentarse a los enormes problemas de alimentación y sueño de los niños afectados. Algunos rechazan el contacto físico incluso en los primeros meses de vida y suelen ser desproporcionadamente malhumorados.

TDAH en niños pequeños (incluso en edad preescolar)

En los niños pequeños, la motricidad gruesa hiperactiva es más notable. Los niños corren, trepan y retozan todo el día, pero apenas consiguen quedarse quietos. Si tienen que permanecer sentados, están constantemente dispuestos a saltar de nuevo y moverse. Esta actividad, sin embargo, rara vez tiene un objetivo determinado; los niños se preocupan sobre todo por satisfacer sus ganas de moverse. En el proceso, los riesgos y peligros se suelen juzgar mal, por lo que a menudo se producen accidentes.

Los niños con TDAH suelen ser muy erráticos en su juego y cambian constantemente su comportamiento. Cuando juegan con otros, se nota que muestran poca resistencia.

La marcada rebeldía y otras conductas negativas dificultan mucho el comportamiento social, por lo que los niños también tienen problemas para entablar amistades duraderas.

Algunos niños pequeños con TDAH también presentan déficits de rendimiento en la audición, la visión y la motricidad fina o gruesa. A veces también hay peculiaridades en el desarrollo del lenguaje, que puede ser especialmente rápido o retrasado.

TDAH en niños en edad escolar

Las ganas de moverse suelen reducirse en los niños en edad escolar, pero también se muestran constantemente inquietos y despreocupados. Además, se observa que las normas son muy difíciles de aceptar y cumplir. Esto se aplica no sólo a las reglas dentro de la familia, sino también a los principios en los grupos de juego y las comunidades de clase. Los niños interrumpen las clases, muestran poca perseverancia y se distraen fácilmente.

Es fácil que se produzcan frustraciones tanto en la escuela como en la vida cotidiana, que también son cada vez más percibidas por el propio niño, lo que a menudo conduce a rabietas y comportamientos agresivos.

El comportamiento general del niño puede considerarse caótico. Esto no sólo afecta a la organización de las tareas, sino también a la propia habitación del niño. Además, los niños suelen llamar la atención por un afán casi irrefrenable de hablar, por expresiones faciales, gestos y lenguaje corporal inapropiados, y por su torpeza, que luego suele provocar accidentes.

En la escuela, suelen desarrollar dificultades de lectura y ortografía, discalculia u otros problemas de aprendizaje. Además, los niños con TDAH suelen ser incapaces de mantener los vínculos sociales a largo plazo, lo que les convierte rápidamente en marginados con la autoestima disminuida.

TDAH en la adolescencia

A medida que avanza el desarrollo, la hiperactividad motora se reduce cada vez más. La atención se centra ahora en síntomas como la impulsividad, la terquedad, los estados de ánimo inestables, la baja tolerancia a la frustración y las tendencias disociales.

Los adolescentes evitan cualquier tarea que requiera una concentración y un esfuerzo prolongados. En situaciones de estrés, los síntomas suelen intensificarse notablemente.

En general, los adolescentes pueden describirse como poco atentos y con una mentalidad de no ir. Además, los adolescentes suelen tener una autoestima muy reducida y luchan contra la ansiedad y la depresión. Al ser forasteros, suelen mantener contactos con grupos sociales marginales y muestran una tendencia a la delincuencia, el alcohol y las drogas.

TDAH en adultos

El TDAH tampoco es muy raro en los adultos, aunque los síntomas desaparecen con el tiempo en muchos de los afectados. Los adultos afectados destacan por su aturdimiento y su falta de memoria. Tienen problemas para planificar las tareas desde el principio y también para completarlas. La situación profesional y los vínculos sociales suelen ser inestables. Los afectados suelen sufrir ansiedad, depresión e irascibilidad. También son propensos a la delincuencia, el alcohol y las drogas.

Trastornos derivados del TDAH

Además de los síntomas definitorios, los trastornos del aprendizaje, los problemas de conducta, los trastornos de la autoestima, la inestabilidad emocional y los síntomas psicosomáticos suelen aparecer con el TDAH o como consecuencia de él. En el caso de los trastornos del aprendizaje, se observa especialmente que los niños se distraen con facilidad, utilizan un estilo de aprendizaje ineficaz y no saben abstraer.

Fuertes diferencias en la manifestación individual

Al describir los síntomas en su conjunto, hay que mencionar una vez más que pueden variar mucho en cuanto a su gravedad. Algunos niños muestran todos los síntomas típicos de forma pronunciada, otros sólo muestran signos de algunas características.

Los aspectos positivos del TDAH

Con todos estos síntomas negativos, sin embargo, no hay que olvidar que las personas con TDAH también muestran una serie de características positivas. Entre ellas, por ejemplo, la riqueza de ideas y la creatividad artística. Aunque a veces les falte perseverancia, muchos pacientes con TDAH son muy entusiastas y, sobre todo, serviciales. También tienen un fuerte sentido de la justicia.

Diagnóstico

La observación del cuadro clínico desempeña un papel importante en el diagnóstico. Para poder realizar el diagnóstico de TDAH, deben cumplirse varios criterios, que se muestran a continuación.

Criterios para el TDAH

Aunque la variedad de síntomas posibles en el TDAH es muy grande, existen listas de síntomas en las que debe estar presente un número mínimo de ellos para poder hacer el diagnóstico de TDAH.

Por ejemplo, al menos seis de los siguientes síntomas de falta de atención deben estar presentes durante un largo periodo de tiempo:

  • errores frecuentes por descuido o falta de atención a los detalles
  • incapacidad para concentrarse durante largos periodos de tiempo
  • no escuchar cuando se le habla directamente
  • ejecución incompleta de instrucciones o tareas
  • falta de organización de las tareas y actividades
  • rechazo a realizar tareas que requieren una concentración sostenida
  • perder objetos necesarios para determinadas tareas
  • fácil distracción por estímulos no esenciales
  • gran olvido de las actividades cotidianas

Además, deben darse al menos seis de los siguientes síntomas de hiperactividad e impulsividad para que se diagnostique el TDAH:

  • sentarse inquieto y estar inquieto
  • abandonar con frecuencia el asiento, incluso cuando se espera que esté sentado
  • a menudo correteando y trepando, incluso cuando es inapropiado hacerlo
  • inquietud
  • volumen alto al jugar
  • se comporta como si fuera impulsado por un motor
  • Unas ganas casi incontrolables de hablar
  • responder antes de terminar la pregunta
  • Dificultad para seguir secuencias
  • Molestar e interrumpir otras conversaciones y juegos

Para ser diagnosticado con TDAH, también debe haber un claro deterioro en las áreas social, educativa o laboral.

Exclusión de otras posibles causas

Además, hay que descartar todas las demás causas posibles del trastorno hiperactivo. Entre ellos se encuentran, por ejemplo, la reducción de la inteligencia, la epilepsia, las psicosis y los trastornos afectivos. Además, hay que descartar causas orgánicas, como el hipertiroidismo.

Diagnóstico sólo por un especialista

En general, puede decirse que en los casos típicos el diagnóstico es relativamente fácil de hacer. No obstante, siempre debe hacerlo un especialista competente en pediatría o psiquiatría infantil y juvenil. Porque sólo así se puede llegar a un diagnóstico confirmado, que a su vez conduce a un tratamiento adecuado.

Además, el diagnóstico correcto es, por supuesto, más difícil si no se trata de un caso completamente típico. Y muchos niños y adultos con TDAH no muestran los síntomas típicos, sino que presentan manifestaciones alternativas del TDAH.

Diagnóstico erróneo frecuente en adultos

Los errores de diagnóstico pueden ser especialmente frecuentes en los adultos. Esto se debe a que aquí suelen aflorar la depresión y otros trastornos, cuya causa suele estar en los problemas sociales. Estos, a su vez, suelen quedar ocultos debido a la hiperactividad que conlleva el TDAH.

¿Mi hijo padece TDAH?

Si uno sospecha que su propio hijo puede padecer TDAH, lo primero que debe hacer es observar y describir detalladamente el comportamiento del niño. Es importante averiguar exactamente qué anomalías se producen y en qué momento.

Las conversaciones abiertas con otras personas de contacto del niño pueden ser útiles. Entre ellos se encuentran, sobre todo, los cuidadores de la guardería, el colegio y la guardería extraescolar, pero también los abuelos y otras niñeras que pasan regularmente tiempo con el niño. Una vez recogidos los datos, es imprescindible consultar a un pediatra y a un médico de adolescentes.

Incluso antes de que se haga el diagnóstico, puedes ponerte en contacto con grupos de autoayuda o foros sobre el TDAH para intercambiar información con otros afectados.

Acudir a un especialista o a un psicólogo infantil

Cuando vayas a ver a un pediatra o a un psicólogo de niños o adolescentes, debes estar preparado para algunas preguntas. Si piensas en ellas de antemano, podrás dar respuestas más concretas. Por lo tanto, prepararse para la cita puede facilitar mucho el diagnóstico.

El especialista preguntará exactamente sobre la situación de la familia y las posibles enfermedades, problemas de comportamiento y otras características especiales. Además, las preguntas sobre el comportamiento adictivo y las enfermedades psiquiátricas son importantes y útiles. Además, se harán preguntas sobre las características especiales durante el embarazo, en el momento del nacimiento y en el desarrollo hasta ahora. También debe explicarse abiertamente cualquier enfermedad anterior y otras quejas.

Tras una anamnesis detallada, hay que entrevistar no sólo a los padres sino también a otros cuidadores. En particular, se evalúan las habilidades sociales y el comportamiento del niño.

A continuación, se realiza un examen clínico detallado para descartar otras posibles causas de las anomalías. Durante el examen y la historia clínica, el especialista prestará mucha atención a los problemas de comportamiento del niño.

En algunos casos, el especialista puede obtener más información sobre el comportamiento mediante una cámara de vídeo. Esto también tiene la ventaja de que se puede mostrar directamente a los padres qué anomalías tiene el niño. También muestra expresiones faciales, gestos y lenguaje corporal llamativos que probablemente se pasarían por alto como padre.

Además, se pueden rellenar cuestionarios específicos para el TDAH. Dependiendo del método, lo completan los padres, los cuidadores o en cooperación con el niño. Los cuestionarios típicos son el CBCL (Child Behaviour Checklist), que abarca todos los posibles trastornos mentales en la infancia. Más específica es la escala de Conners, que se desarrolló principalmente para el diagnóstico del TDAH.

Terapia

La terapia del TDAH es muy compleja y completa. Sobre todo, es importante encontrar una terapia individualmente adecuada para cada paciente, aunque sea muy costosa.

El objetivo es que los afectados puedan llevar una vida prácticamente normal. En el caso de los niños, se da gran importancia a que puedan desarrollarse normalmente para evitar enfermedades secundarias.

Para poder garantizar una terapia individual, se necesita toda una red de ayudantes. No sólo los médicos y los psicólogos tienen que prestar apoyo, sino también los padres, los hermanos, los profesores y otros cuidadores tienen que integrarse en la terapia.

Tratamiento farmacológico

El tratamiento farmacológico implica el uso de psicoestimulantes y otros fármacos que deberían aliviar los síntomas del TDAH. Los estimulantes son actualmente los fármacos más eficaces para mejorar la atención y el comportamiento social.

Sin embargo, por muy eficaces que sean los medicamentos, también son difíciles de utilizar. Al estar sujetos a la ley de estupefacientes, el tratamiento es algo costoso y algunos padres desconfían de él por ello.

Para minimizar los riesgos, el tratamiento farmacológico debe ser objeto de un estrecho seguimiento para detectar precozmente cualquier efecto secundario. Entre ellos se encuentran las alteraciones del apetito y del sueño, la disminución del crecimiento y el aumento del pulso o la presión arterial. En la mayoría de los casos, estos efectos secundarios pueden eliminarse ajustando la dosis utilizada.

Como alternativa a los estimulantes, también pueden utilizarse neurolépticos, antidepresivos, anticonvulsivos o inhibidores de la MAO. Sin embargo, no son los fármacos de elección y sólo deben utilizarse de forma deliberada. Los tranquilizantes y los barbitúricos no deben utilizarse en niños con TDAH.

En general, se puede prescindir del tratamiento farmacológico siempre que los niños no estén aún en edad escolar. Sin embargo, durante la escuela, es casi imposible que muchos niños con TDAH cumplan los requisitos de rendimiento si no se les apoya con la medicación.

Trabajar con los padres

Especialmente con los niños pequeños, pero también con los adolescentes, hay que trabajar mucho con los padres. Deben estar bien informados, guiados y también aliviados. Sólo así podrán llevar una vida regulada y plena con el niño con TDAH. Si además hay otros hermanos, también deben ser incluidos en la terapia, ya que el TDAH siempre afecta a toda la familia.

En el caso de los niños pequeños, los padres suelen ser la única forma de influir positivamente en el comportamiento del niño. Esto se debe a que todavía no están preparados para la terapia cognitivo-conductual debido a su falta de desarrollo.

Terapia conductual para el TDAH

En el caso de los niños con TDAH en edad escolar y mayores, debe considerarse siempre la terapia cognitivo-conductual. Esto debería incluir también el entrenamiento de la atención y la estrategia. Además, la formación en habilidades sociales puede ser útil y eficaz. Todo apoyo terapéutico a los niños debe tener siempre un carácter estructurante.

Consecuencias de la falta de tratamiento

Algunos padres rechazan la terapia farmacológica porque han oído que el TDAH puede crecer con el tiempo. Y también es cierto que, en algunos niños, los síntomas disminuyen con el tiempo, incluso si no se administra ningún tratamiento.

Pero en muchos casos, el trastorno persiste de alguna forma. Si los niños no son tratados y apoyados de la mejor manera posible, esto puede tener graves consecuencias para ellos.

Por ejemplo, el éxito escolar es difícilmente posible sin una terapia adecuada. En consecuencia, tampoco se puede realizar una formación profesional que se corresponda con las capacidades cognitivas reales del niño. Porque aunque la atención se vea afectada y la concentración sea difícil, no significa que los niños sufran también una reducción de la inteligencia.

Además de la vida profesional, no hay que subestimar los efectos en la vida privada. Por ejemplo, la capacidad de relacionarse con los demás puede reducirse drásticamente, por lo que apenas se pueden establecer y mantener relaciones sociales.

Además, existe un mayor riesgo de caer en la morosidad. E incluso si los pacientes adolescentes con TDAH no se descarrilan, el riesgo de accidentes entre los niños con TDAH aumenta considerablemente. Debido a la constante necesidad de moverse, se juzgan mal los peligros, lo que a veces puede provocar lesiones graves.

En la edad adulta, el TDAH suele dar lugar a enfermedades secundarias. Por ejemplo, el riesgo de padecer enfermedades mentales, como los trastornos de ansiedad y la depresión, aumenta en general si se ha padecido TDAH en la infancia. También son más frecuentes el síndrome de fibromialgia, los infartos y las enfermedades de adicción.

Previsión

Especialmente en la edad adulta joven, suele haber una atenuación espontánea de los síntomas. Sin embargo, entre el 30 y el 50% de los casos, los síntomas permanecen. Sin embargo, a menudo cambian a medida que avanza el desarrollo. Por ejemplo, el exceso de motricidad queda cada vez más relegado a un segundo plano, mientras que la dispersión, los olvidos o la falta de organización son más notables.

Si no se trata un TDAH pronunciado, suele dar lugar a otros trastornos como el abuso de sustancias, los trastornos afectivos y los trastornos de la personalidad. Esto lleva a un curso muy desfavorable.

Consejos

Satisfacer las demandas especiales de un niño con TDAH no suele ser fácil. Los padres suelen estar siempre bajo presión, esperando sólo lo peor porque saben que el niño no se quedará sin energía tan rápidamente.

Por encima de todo, también se necesita algún tiempo para que la familia aprenda a lidiar con el trastorno. No existe una receta milagrosa universal para tratar a un niño que padece TDAH. Por el contrario, cada familia tiene que experimentar y probar por sí misma qué estrategias funcionan y cuáles no. No obstante, hay algunos consejos y trucos generales que pueden facilitar el día a día.

Estructura en el caos diario

Los niños con TDAH tienen un gran problema para crear y mantener una estructura por sí mismos. Por lo tanto, puede ser muy útil mostrar al niño cómo se pueden estructurar y planificar las actividades. De este modo, las grandes tareas pueden dividirse en pequeñas submedidas. Unos horarios y tareas claros para toda la familia y unas normas transparentes y sencillas también pueden facilitar mucho el día a día.

La estructura temporal también debe incluir tiempos de recuperación suficientes y horarios fijos para comer y beber. Aunque los niños sean hiperactivos, necesitan dormir lo suficiente y también tiempos de descanso. Además, una dieta equilibrada debe formar parte de la vida cotidiana y se debe consumir suficiente líquido. De este modo, el niño tiene la oportunidad de percibir y evaluar el mundo que le rodea y las respectivas situaciones con plena atención.

Los cambios y las sorpresas son un gran problema para muchos niños con TDAH, por lo que deben evitarse o, al menos, anunciarse y discutirse cuidadosamente.

Recompensas

Como con cualquier otro niño, alguna que otra recompensa hace maravillas. A diferencia de los castigos y las reprimendas, que suelen desencadenar un contraataque del niño, los elogios y las recompensas fomentan un comportamiento bueno y agradable.

Para un niño con TDAH, puede ser útil desarrollar un sistema de recompensas fijo. En este sistema, el niño puede, por ejemplo, ganar recompensas. De nuevo, es importante asegurarse de que las características básicas del sistema se explican con claridad y son comprensibles.

Ánimo

No sólo los padres de los niños con TDAH, sino también los propios niños suelen sentirse frustrados porque también notan que son diferentes. Además, a menudo no tienen la motivación necesaria para terminar una tarea. Por lo tanto, necesitan muchos elogios y estímulos para terminar algo.

Por lo tanto, también puede ser muy útil indicar claramente el objetivo una y otra vez mientras el niño está trabajando en una tarea. Recordar al niño los éxitos anteriores también puede ser muy útil, ya que a menudo se olvidan con demasiada rapidez.

El estímulo también debe tener lugar en la esfera social. Por ejemplo, recordar repetidamente a los niños la importancia de los amigos y los beneficios que aportan puede ayudar a crear amistades.

Interacciones rápidas y claras

Para que los niños con TDAH sean capaces de relacionar el elogio o la reprimenda con la situación causal, es importante reaccionar inmediatamente cuando se observa un comportamiento extremadamente positivo o negativo. Si esperas demasiado, el niño ya no sabrá lo que significan las palabras de elogio o de amonestación.

Al interactuar con el niño, siempre hay que intentar aceptar su idiosincrasia y no tratar de convertirlo en lo que a uno le gustaría que fuera. En lugar de intentar luchar contra los aspectos negativos del trastorno, suele ser útil centrarse en los aspectos positivos del niño.

A la hora de afrontar un comportamiento indeseable, también puede ser útil tener siempre presente que lo que causa problemas no es el mal carácter del niño, sino el trastorno por TDAH, cuyos síntomas a menudo le hacen la vida más difícil. Por tanto, no es culpa del niño, sino simplemente un síntoma de un trastorno neurobiológico subyacente.

Permitir la libertad

Para proteger al niño, a menudo se tiende a restringir su libertad. Sin embargo, un niño con TDAH también necesita su propio espacio libre en el que, por ejemplo, pueda practicar el contacto social con sus compañeros. Por ejemplo, pueden colaborar con clubes de deportes o música fuera de la escuela. Por supuesto, hay que tener en cuenta los deseos, intereses y puntos fuertes del niño para conseguir un efecto positivo.

El deporte, tal vez incluso un arte marcial, también puede ser útil. Aquí no sólo es posible desahogarse, sino que sobre todo se refuerza la concentración y la interacción social. Además, los niños también aprenden a manejar su propia fuerza física de forma responsable. Por supuesto, cualquier otro deporte es también una forma maravillosa de que un niño con TDAH aprenda comportamientos y habilidades importantes.

Fomentar el talento

Fomentar los puntos fuertes y los talentos de un niño tiene un doble efecto positivo. Por un lado, muestra a los padres y al entorno que el niño también tiene muchas cualidades positivas, tiene cosas que se le dan bien. Por otro lado, también demuestra al niño que es bueno, lo que le ayudará a desarrollar la confianza en sí mismo. Las pequeñas y grandes experiencias de éxito son muy valiosas para construir la confianza en uno mismo.

Manténgase siempre fresco

Por muy estresante que sea la situación, perder la calma sólo la empeorará. Así que, para los padres, traten siempre de mantener la calma. Para que esto sea posible, también hay que dedicar conscientemente tiempo a la recreación, las actividades de ocio y los contactos sociales. De todos modos, el TDAH del niño determinará en gran medida su vida cotidiana, por lo que hay que crear conscientemente espacios en los que el trastorno no desempeñe ningún papel.

Además, hay que mantenerse siempre informado. Esto elimina las dudas sobre si se podría hacer algo mejor. Porque si conoce exactamente los síntomas, también sabe que el comportamiento del niño no es culpa suya. Para muchos, el intercambio con otras familias también ha sido muy útil. Esto es posible a través de grupos de autoayuda y foros en Internet.

Danilo Glisic

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