Aunque la tiroiditis de Hashimoto es indolora, no siempre está exenta de síntomas. Aunque la breve fase de hipertiroidismo pasivo al principio de la enfermedad no suele causar ningún síntoma y la enfermedad puede cursar durante muchos años sin ningún síntoma, es sobre todo la falta de hormona tiroidea la que acaba provocando síntomas perceptibles que pueden requerir tratamiento. Sin embargo, éstos no se presentan necesariamente y, por lo general y dependiendo de cada paciente, son más o menos pronunciados. Por lo tanto, las personas afectadas con síntomas notan principalmente el hipotiroidismo, y de formas individuales muy diversas. Los síntomas que pueden indicar la tiroiditis de Hashimoto incluyen:
- Cansancio (fatiga) y debilidad.
- Desgana
- Fatiga
- Disminución del rendimiento físico y cognitivo
- Estado de ánimo depresivo, tristeza
- Aumento de peso (a veces a pesar de los cambios en los hábitos alimentarios)
- Sensibilidad excesiva al frío
- Ciclos menstruales irregulares y, como consecuencia, posible reducción de la fertilidad
- Estreñimiento
- Piel fría, seca y/o pastosa
- Alteraciones en el crecimiento de las uñas
- Caída del cabello (efluvio)
Dado que los síntomas de la tiroiditis de Hashimoto son muy inespecíficos, pueden aparecer también en el curso de otras enfermedades y los afectados los perciben de forma muy individualizada, es muy importante aclarar el diagnóstico diferencial y diferenciarlo de otras enfermedades, sobre todo en lo que respecta a la elección de otros procedimientos y terapias.
Evolución de la enfermedad
Existen dos formas de tiroiditis inmunitaria crónica: la forma hipertrófica (la "tiroiditis de Hashimoto clásica" descrita por primera vez por Hakaru Hashimoto), en la que la glándula tiroides se agranda con el tiempo, se llena de células inflamatorias y pierde su función, y la forma atrófica, en la que la glándula tiroides se hace cada vez más pequeña con el tiempo y se atrofia. A largo plazo, ambos casos suelen provocar una deficiencia de hormona tiroidea, el hipotiroidismo.
En la fase inicial de la tiroiditis de Hashimoto, se produce inicialmente un hipertiroidismo pasivo, es decir, temporal, que se denomina "hashitoxicosis": La inflamación destruye las células tiroideas, lo que hace que pase a la sangre una mayor cantidad de hormona tiroidea.
En muchos casos, la hiperfunción pasiva y en su mayoría asintomática ni siquiera se reconoce o a menudo sólo se detecta por casualidad durante los análisis de sangre rutinarios, ya que suele durar sólo unas semanas, a veces de uno a dos meses. Después, la función tiroidea vuelve a la normalidad y acaba convirtiéndose en hipotiroidismo, a menudo sólo después de años o décadas. El curso temporal es muy individual.