La terapia depende de la causa. Por ejemplo, si la causa del estreñimiento es una enfermedad como la diverticulitis, la enfermedad de Crohn o las hemorroides, hay que tratar primero la enfermedad. Si el estreñimiento está causado por la toma de ciertos medicamentos, debe considerarse un cambio de dosis o de medicación.
El estreñimiento funcional crónico, que es el más frecuente, se trata mediante un plan gradual:
Educación y medidas generales
Lo primero que hay que recordar es que cada persona tiene una frecuencia de deposiciones diferente. Para evitar el estreñimiento, a menudo se puede recurrir a trucos sencillos y útiles, pero que deben ponerse en práctica con constancia:
- Una dieta rica en fibra y de 1,5 a 3 litros de líquido al día pueden contrarrestar el estreñimiento.
- Ejercicio regular
- Las deposiciones no deben suprimirse por falta de tiempo.
- Un masaje abdominal por la mañana antes de levantarse puede ser útil. Consiste en masajear la pared abdominal a lo largo del curso del intestino grueso durante unos 10 minutos.
- Un vaso de agua o de zumo de frutas con el estómago vacío puede desencadenar las ganas de defecar.
Fibra (agentes de volumen e hinchazón)
Si las medidas generales no tienen éxito, las fibras alimentarias (linaza, psilio, salvado) pueden ser útiles en ocasiones. Estos tienen un efecto regulador de los movimientos intestinales, siempre que se tomen con regularidad sin que tengan un efecto laxante.
Las fibras alimentarias se hinchan y absorben agua, lo que aumenta el volumen de la pulpa alimentaria. Este aumento de volumen ejerce presión sobre la pared intestinal, lo que activa la actividad intestinal.
Sin embargo, como las fibras alimentarias tienen que hincharse en el líquido, es importante una ingesta suficiente de agua de unos 2,5 litros al día. Como los intestinos tienen que acostumbrarse primero a una dieta rica en fibra, pueden producirse flatulencias en el primer periodo tras el cambio.
Si una persona sólo padece una forma leve de estreñimiento crónico, a menudo se pueden utilizar agentes aumentadores de volumen como única terapia.
Laxantes osmóticos y agentes tópicos
El propósito de estos laxantes es extraer agua del cuerpo hacia los intestinos y así ablandar las heces:
Macrogol (polietilenglicol= PEG) es un laxante de acción suave. Se presenta en forma de polvo, se disuelve en agua y se bebe. Ocasionalmente, puede haber dolor abdominal y flatulencia como síntomas acompañantes.
El estreñimiento también puede ser provocado por el azúcar de la leche (lactosa) y las formas sintéticas lactulosa y lactitol. Al igual que el macrogol, pueden provocar flatulencia y dolor abdominal. Si se utilizan continuamente, el efecto laxante puede disminuir.
Deben evitarse otros laxantes osmóticos como la sal de Glauber (sulfato de sodio) y la sal de Epsom (sulfato de magnesio) porque tienen un efecto muy radical en el vaciado intestinal, haciendo que el cuerpo pierda muchos nutrientes y minerales. Por esta razón, se utilizan principalmente para la limpieza antes de exámenes u operaciones intestinales o para la eliminación de toxinas.
Los agentes locales, entre los que se encuentran los supositorios y los pequeños enemas, se utilizan principalmente cuando la defecación es difícil debido a la presencia de bolas fecales duras en el recto. Su ingrediente suele ser la glicerina, que ablanda las heces de forma similar a un lubricante. En personas sensibles, la aplicación puede causar irritación de la mucosa.
Además de la glicerina, la parafina también se utilizaba a menudo como lubricante en el pasado, pero hoy en día ya no se utiliza porque una sobredosis puede provocar incontinencia fecal y daños en la piel de la zona anal. Además, la parafina puede depositarse en el cuerpo tras un uso prolongado.
Laxantes estimulantes del intestino
Estos laxantes estimulan las paredes intestinales y hacen que se muevan más rápidamente, lo que provoca un tránsito más rápido de los alimentos y alivia el estreñimiento. Otro objetivo es aumentar la liberación de líquidos y sales minerales (electrolitos) en el intestino.
Este grupo de laxantes incluye las sustancias activas producidas sintéticamente, el biscodilo y el picosulfato de sodio, y las sustancias vegetales procedentes de las hojas de sen, la corteza de pereza o el aloe, que pueden tomarse en forma de té o de cubitos de fruta.
Los laxantes que irritan los intestinos deben tomarse durante el menor tiempo posible, ya que pueden provocar una falta de agua y electrolitos, y no es raro que interactúen con otros medicamentos.
Como regla general, los laxantes sólo deben tomarse durante el tiempo necesario, ya que de lo contrario puede producirse fácilmente un círculo vicioso de "estreñimiento-relajación-estreñimiento". Si se toman las llamadas antraquinonas, es decir, laxantes con ingredientes herbales (en la corteza de aloe, el aloe, las hojas de sen), difenoles, ácido biliar y aceite de ricino, durante un periodo de tiempo más largo o en dosis más altas, el cuerpo puede perder mucha agua y sales minerales. Esto hace que los intestinos sean aún más lentos y conduce a la habituación a estos laxantes.
Sin embargo, si se producen dolencias crónicas graves (como la fibrosis quística, la parálisis intestinal, los divertículos, las hemorroides), a veces no es posible gestionarlo sin una ingesta a largo plazo. Sin embargo, deben planificarse pausas en las que no se produzca ninguna ingesta y en las que se compruebe si el estreñimiento sigue existiendo.