Diagnóstico
El diagnóstico de la meningitis puede hacerse a menudo sobre la base de la historia clínica y la exploración física del paciente. Un rasgo característico de la meningitis es que el enfermo no puede levantar la cabeza cuando está tumbado y no puede bajar la barbilla hacia el pecho cuando está sentado. Estos movimientos son extremadamente dolorosos. En lenguaje técnico, esta sintomatología se denomina meningismo (rigidez de nuca).
Punción lumbar:
Para diagnosticar la meningitis con certeza y determinar el patógeno, se extrae líquido (líquido cefalorraquídeo) del canal espinal (punción lumbar). Este líquido cefalorraquídeo puede utilizarse para identificar el patógeno al microscopio o a través de un cultivo dirigido (diagnóstico del LCR).
Análisis de sangre y PCR:
A continuación se toma una muestra de sangre para determinar el tipo y la cantidad de bacterias. Si se sospecha de meningitis meningocócica, se prefiere la reacción en cadena de la polimerasa (PCR) porque es un método de detección especialmente rápido. La muestra de sangre también puede utilizarse para averiguar los niveles de inflamación, que son elevados en la meningitis.
Más exámenes:
Otros métodos de examen son la resonancia magnética o la tomografía computarizada. Con la ayuda de estos exámenes, se pueden detectar las complicaciones y los cursos graves en una fase temprana (por ejemplo, la inflamación del cerebro y las alteraciones del drenaje del líquido cefalorraquídeo), y se puede encontrar el lugar de origen de la infección (por ejemplo, nasal, sinusitis y sinusitis): Inflamación de los senos nasales, inflamación de la apófisis mastoides detrás del oído medio).
La meningitis bacteriana también puede provocar trastornos de la audición y el equilibrio, que pueden comprobarse con la ayuda de pruebas audiométricas, potenciales evocados acústicos (audiometría de tronco cerebral, AEP) y pruebas de equilibrio.