Meningitis bacteriana

Meningitis bacteriana
Clasificación Internacional (CIE) G03.-
Síntomas Dolor en las extremidades, Sensibilidad a la luz, Sensibilidad al dolor, Vómitos, Fiebre, Dolor de cabeza, Meningismo, Síntomas neurológicos, Trastorno de vigilancia, Calambres, Tímido ante la luz, Hemorragias (petequias)
Posibles causas Bacterias
Posibles factores de riesgo Infección por gotas, Inmunodeficiencia, Extirpación del bazo (esplenectomía), intervenciones neuroquirúrgicas, Lesión cerebral traumática
Posibles terapias Antibióticos, Medicamentos

Conceptos básicos

Las enfermedades infecciosas del sistema nervioso central (SNC) pueden estar causadas por patógenos víricos, bacterianos y parasitarios, así como por hongos. En el caso de la meningitis bacteriana, una infección bacteriana provoca la inflamación de las membranas del cerebro y la médula espinal. Si la inflamación afecta también al cerebro, se denomina meningoencefalitis. En determinadas circunstancias, la meningitis bacteriana también puede ser purulenta. La meningitis bacteriana sigue siendo una enfermedad grave, a pesar de un tratamiento óptimo, y alrededor del 15 al 20 % de los casos de meningitis neumocócica son mortales.

Kopfschmerz (iStock / Pornpak Khunatorn)

Incidencia

En los últimos 30 años, la incidencia de la meningitis bacteriana en Europa ha mostrado una tendencia a la baja. Actualmente, la incidencia anual es de 2 a 6 casos por 100.000 habitantes. En algunas zonas de África (directamente al norte del ecuador), la incidencia de la meningitis bacteriana alcanza a veces los 70 casos por cada 100.000 habitantes, por lo que es mucho mayor. Esto también se conoce como el cinturón de la meningitis. Las epidemias de meningitis bacteriana también son más frecuentes en esta zona.

En Austria y Alemania, la meningitis meningocócica es de declaración obligatoria. Esto significa que si hay una sospecha de enfermedad o una enfermedad, debe notificarse.

Causas

La infección de las membranas del cerebro y la médula espinal (meninges) puede producirse por transmisión del patógeno a través de la sangre o por infección directa desde los senos paranasales o el oído.

Las meningitis bacterianas graves suelen afectar al cerebro, dando lugar a la denominada meningoencefalitis.

Los patógenos más comunes que causan meningitis bacteriana son

  • meningococos

  • neumococos

  • listeria

  • estafilococos

  • Haemophilus influenzae

Meningokokken (iStock / Christoph Burgstedt)

Transmisión de meningococos

El meningococo se transmite principalmente por gotitas (por ejemplo, al estornudar o toser). En algunos casos, sin embargo, la infección también se produce por contacto directo con personas infectadas. En raras ocasiones, la meningitis también puede producirse como resultado de bacterias que viajan desde senos paranasales infectados o infecciones del oído medio. El periodo de incubación de la mayoría de las infecciones meningocócicas oscila entre dos y cinco días, a veces hasta diez días.

Síntomas

Los principales síntomas de la meningitis bacteriana son

  • Dolor de cabeza (en el 83 al 87 % de los casos)

  • Meningismo (en el 75 al 83 % de los casos)

  • Fiebre (en el 77% de los casos)

  • Trastorno de la vigilancia (en alrededor del 69% de los casos)

Otros síntomas que suelen aparecer en el curso de una meningitis bacteriana son

  • Náuseas

  • Vómitos

  • Fotofobia

  • Confusión

  • Crisis epilépticas

  • Hemorragias (petequias)

  • Deterioro de la consciencia hasta la pérdida de conocimiento

Los síntomas se desarrollan en un plazo de entre unas horas y unos días. Los síntomas típicos de la meningitis suelen estar ausentes en los lactantes y los niños pequeños. Los síntomas de la meningitis vírica también son mucho más variables y los signos de irritación meníngea suelen ser menos pronunciados.

En el curso de una meningitis bacteriana en particular pueden producirse complicaciones graves. Ejemplos de complicaciones son los infartos de órganos, las hemorragias, el edema cerebral, la trombosis o la hinchazón del parénquima cerebral causada por la inflamación.

Diagnóstico

La meningitis suele diagnosticarse con la ayuda de una historia clínica detallada, una exploración física, una punción de líquido cefalorraquídeo, un análisis de sangre y diversos procedimientos de diagnóstico por imagen (por ejemplo, tomografía computarizada o resonancia magnética). Con la ayuda de una tomografía computarizada (TC), por ejemplo, pueden detectarse rápidamente complicaciones (como abscesos cerebrales) y, en caso necesario, tratarlas.

Durante una punción lumbar se extrae líquido cefalorraquídeo del canal medular del paciente mediante una cánula. Estas muestras pueden analizarse posteriormente para detectar diversos patógenos y signos de inflamación.

El análisis de sangre para la meningitis suele incluir un cultivo bacteriano, un hemograma completo, signos de inflamación, glucosa y posiblemente otros valores de laboratorio. En caso de meningitis bacteriana, el hemograma suele mostrar un aumento de los glóbulos blancos (leucocitosis) y un aumento de la proteína C reactiva (PCR). La determinación de procalcitonina puede ayudar a diferenciar entre meningitis bacteriana y vírica.

La meningitis bacteriana también puede provocar trastornos de la audición y el equilibrio, que pueden comprobarse mediante pruebas audiométricas de audición, potenciales evocados auditivos (audiometría de tronco cerebral, AEP) y pruebas de equilibrio.

Patógenos comunes

Los patógenos más comunes que causan meningitis bacteriana en adultos y niños son los neumococos y los meningococos. Los patógenos más raros son la listeria (< 5 %), los estafilococos (< 5 %) y las pseudomonas o enterobacterias gramnegativas. Debido a la elevada tasa de inmunización de los niños contra el H. influenzae, la meningitis por Haemophilus se ha vuelto mucho menos frecuente que en el pasado.

En los recién nacidos, alrededor del 70% de las meningitis están causadas por estreptococos del grupo B. Pueden producirse diversas infecciones mixtas con diferentes patógenos, sobre todo en pacientes con un sistema inmunitario débil (por ejemplo, VIH, leucemia, diversas inmunodeficiencias) o tras un traumatismo craneoencefálico abierto. Las esplenectomías conllevan un mayor riesgo de meningitis causada por neumococos, meningococos y H. influenzae.

Terapia

Es crucial iniciar rápidamente una terapia antibiótica amplia si se sospecha clínicamente una meningitis bacteriana. El tratamiento suele realizarse en régimen de hospitalización. Así, los antibióticos y los glucocorticoides pueden administrarse por vía intravenosa de forma rápida y eficaz. El antibiótico debe poder atravesar bien la barrera hematoencefálica. En cuanto se haya identificado el agente patógeno exacto de la meningitis mediante cultivo bacteriano o diagnóstico del LCR, se puede cambiar la terapia antibiótica a antibióticos específicos.

Terapias antibióticas recomendadas para diversos patógenos:

Patógeno

Antibiótico

Neisseria meningitidis (meningococo)

Penicilina G

Streptococcus pneumoniae (neumococos)

Penicilina G, ceftriaxona más vancomicina

Haemophilus influenzae

Ceftriaxona o cefotaxima

Estreptococos del grupo B

Penicilina G, ceftriaxona, ampicilina

Pseudomonas aeruginosa

Ceftazidima más aminoglucósido

Listeria monocytogenes (Listeria)

Ampicilina más aminoglucósido

Estafilococos

Fosfomicina, vancomicina

La duración del tratamiento antibiótico varía en función del agente patógeno. N. meningitidis (meningococos) y H. influenzae deben tratarse con antibióticos durante 7 a 10 días. Las infecciones por L. monocytogenes (listeria) y enterobacterias gramnegativas suelen requerir un tratamiento antibiótico de 14 a 21 días.

Según las directrices actuales, el tratamiento con dexametasona(glucocorticoide) está especialmente recomendado para adultos con sospecha de meningitis adquirida en la comunidad. La tasa de mortalidad de la meningitis neumocócica es menor con la dexametasona y también se producen con menos frecuencia alteraciones auditivas en el curso de la meningitis causada por H. influenzae. La dosis suele ser de 4 veces 10 mg/día durante un periodo de 4 días. Se inicia con el primer tratamiento antibiótico. Siempre debe ir acompañado de protección gástrica (por ejemplo, omeprazol) y profilaxis de la trombosis.

Especialmente en el caso de meningitis causada por neumococos, debe tenerse en cuenta una diseminación local del patógeno con un nuevo foco infeccioso (por ejemplo, infección de oído, sinusitis), que puede requerir tratamiento quirúrgico.

Previsión

La meningitis bacteriana aguda es potencialmente mortal y puede dar lugar a complicaciones graves (por ejemplo, shock cardiovascular). En los casos más graves, la meningitis bacteriana puede conducir a la muerte en cuestión de horas, por lo que un diagnóstico y un tratamiento médicos rápidos son extremadamente importantes.

Las meningitis por neumococo y listeria siguen teniendo una tasa de mortalidad del 10 al 30 %, a pesar de un tratamiento médico adecuado. En cambio, la tasa de mortalidad de las meningitis causadas por meningococos se sitúa en torno al 3-8 %.

Los abscesos cerebrales son una complicación grave de la meningitis causada por la propagación de patógenos a través de la sangre o por la migración de patógenos a estructuras vecinas. En caso de absceso cerebral, suele estar indicado el alivio local invasivo, además de la terapia antibiótica. Otra complicación temida es el síndrome de Waterhouse-Friderichsen (coagulopatía de consumo, insuficiencia cortical suprarrenal), que suele ser mortal.

Tras sobrevivir a la meningitis, alrededor del 10 al 40 % de los afectados sufren secuelas persistentes, como daños neurológicos, discapacidad auditiva, trastornos de la concentración y la memoria, parálisis y epilepsia.

Prevenir

Las medidas preventivas contra la meningitis incluyen la vacunación contra los diversos agentes patógenos de la meningitis, tales como

  • Vacunación antimeningocócica

  • Vacunación antineumocócica

  • Vacunación contra Haemophilus influenzae

Meningokokkenimpfung (iStock / Jovanmandic)

Para prevenir la meningitis bacteriana, el Comité Permanente de Vacunación del Instituto Robert Koch (STIKO) recomienda la vacunación de lactantes y niños pequeños.

Para los adultos, esta recomendación de vacunación sólo se aplica si su sistema inmunitario está debilitado por una enfermedad crónica, si están en contacto con material infeccioso, si son ancianos o si tienen previsto viajar a un país con alto riesgo de meningitis.

Los meningococos son muy contagiosos, por lo que los afectados deben ser aislados temporalmente. Si los meningococos o Haemophilus influenzae son los responsables de la meningitis, puede ser necesaria la profilaxis antibiótica de las personas de contacto (familiares, personal hospitalario). Las meningitis bacterianas o septicemias causadas por meningococos, neumococos o Haemophilus influenzae también deben notificarse.

Principios editoriales

Toda la información utilizada para los contenidos procede de fuentes verificadas (instituciones reconocidas, expertos, estudios de universidades de renombre). Concedemos gran importancia a la cualificación de los autores y a la base científica de la información. Así nos aseguramos de que nuestra investigación se base en hallazgos científicos.
Dr. med. univ. Moritz Wieser

Dr. med. univ. Moritz Wieser
Autor

Moritz Wieser se licenció en Medicina Humana en Viena y actualmente estudia Odontología. Escribe principalmente artículos sobre las enfermedades más comunes. Le interesan especialmente los temas de oftalmología, medicina interna y odontología.

Thomas Hofko

Thomas Hofko
Lector

Thomas Hofko cursa el último tercio de la licenciatura en Farmacia y escribe sobre temas farmacéuticos. Le interesan especialmente los campos de la farmacia clínica y la fitofarmacia.

El contenido de esta página es una traducción automática y de alta calidad de DeepL. Puede encontrar el contenido original en alemán aquí.

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