Epilepsia

Epilepsia
Clasificación Internacional (CIE) G40.-
Síntomas Torsiones en brazos y piernas, vocalizaciones involuntarias, Morderse la lengua, Orinar o defecar, Inconsciencia, movimientos involuntarios de ojos, cabeza y boca, Automatismos
Posibles causas Enfermedad del sistema nervioso central, Cambios genéticos en los canales iónicos y los receptores de transmisores
Posibles factores de riesgo Tumores cerebrales, Cerebro y meningitis, Abuso de alcohol, drogas y medicamentos, Enfermedades metabólicas y/o trastornos genéticos, Intoxicaciones, La privación del sueño, Luz parpadeante en la televisión o en una discoteca, Hiperventilación, Abstinencia de alcohol y medicamentos, Cambio en el equilibrio mineral del cuerpo, Malformaciones del cerebro, Lesión cerebral traumática, Infarto o hemorragia, Complicaciones en el parto
Posibles terapias Anticonvulsivos, procedimiento quirúrgico
disease.indicated_substances Lamotrigina , Levetiracetam , ácido valproico , Topiramato , Fenitoína , Carbamazepina

Conceptos básicos

La palabra epilepsia procede del griego y significa algo así como "agarrar", "atacar" o "asaltar". El origen de la palabra se explica por el hecho de que la epilepsia y los ataques epilépticos solían entenderse como causados "desde fuera" (dioses, demonios). La epilepsia también puede traducirse como "enfermedad que cae" y suele denominarse en el lenguaje coloquial como trastorno convulsivo cerebral. Se trata de un mal funcionamiento del cerebro en el que se disparan y descargan impulsos sincronizados repentinos. Este proceso lo desencadenan las células nerviosas. A veces, durante un ataque epiléptico sólo se sacuden unos pocos músculos, pero también puede convulsionar todo el cuerpo. Además, los afectados pueden perder el conocimiento durante un ataque.

Los médicos hablan de epilepsia cuando

  1. Se han producido al menos dos crisis no provocadas en 24 horas.

  2. Si, tras una crisis no provocada, el riesgo de sufrir otra crisis en los 10 años siguientes es superior al 60%.

  3. Se ha diagnosticado un síndrome epiléptico (por ejemplo, el síndrome de Lennox-Gastaut).

La prevalencia a 1 año de la epilepsia en Europa Central es de aproximadamente 7,1 por 1000 habitantes. Hombres y mujeres se ven afectados por la enfermedad y los ataques epilépticos aproximadamente en la misma proporción. La probabilidad de desarrollar epilepsia aumenta sobre todo en los primeros años de vida, y sólo de nuevo a partir de los 65 años. En general, sin embargo, las personas de todas las edades pueden desarrollar epilepsia. Tener una crisis epiléptica una vez no significa necesariamente que vaya a sufrir crisis epilépticas el resto de su vida.

Si un ataque epiléptico dura más de cinco minutos, se denomina "estado epiléptico". El estado epiléptico es una urgencia médica y debe ser tratado inmediatamente por un médico o con medicación. También es una urgencia si se producen varias crisis en un corto periodo de tiempo.

Menschliche Neurone (iStock / K_E_N)

Die Einteilung

Las crisis epilépticas se dividen en focales (de inicio en un hemisferio cerebral) y generalizadas (de inicio en las neuronas de ambos hemisferios cerebrales). Las crisis focales pueden dividirse a su vez en conscientes y no conscientes. Ambas formas pueden tener un inicio motor y no motor. Si una crisis focal se extiende también al otro hemisferio cerebral, se denomina también "crisis tónico-clónica bilateral". Sin embargo, los epilépticos no suelen presentar molestias físicas entre cada crisis.

Causas

El cerebro humano está formado por miles de millones de neuronas. Estas neuronas se comunican entre sí mediante señales químicas y eléctricas. Algunas zonas del cerebro son responsables de las funciones motoras, otras del habla o la visión. Durante un ataque epiléptico, la interacción de estas neuronas no funciona durante un breve periodo de tiempo o se ve alterada. En Europa, entre el 0,7 y el 0,8 por ciento de la población total está afectada por la epilepsia. En algunas familias, la epilepsia es más frecuente, por lo que también se sugiere un componente genético de la enfermedad.

Incluso las personas sanas pueden verse afectadas por una crisis epiléptica en determinadas circunstancias. Estas circunstancias incluyen

  • Privación de sueño

  • Luces parpadeantes en la televisión o en una discoteca

  • Respiración acelerada (hiperventilación)

  • Abstinencia de alcohol y medicamentos

  • Alteraciones graves del equilibrio electrolítico del organismo

Epilepsia idiopática:

Los factores desencadenantes de esta forma de epilepsia siguen siendo en gran medida desconocidos. Las sospechas apuntan a que las alteraciones genéticas de los canales iónicos y los receptores de transmisores suelen desempeñar un papel en el desarrollo de las epilepsias.

Los afectados de epilepsia idiopática no padecen, por definición, ninguna otra enfermedad neurológica (por ejemplo, traumatismo craneoencefálico). Los procedimientos de exploración por imagen (tomografía computerizada, resonancia magnética) tampoco muestran alteraciones patológicas.

Epilepsia sintomática:

Esta forma de epilepsia se desencadena por una enfermedad del sistema nervioso central. Las causas que pueden desencadenarla son

  • Malformaciones cerebrales

  • Daños cerebrales desencadenados por complicaciones del embarazo o del parto, principalmente en bebés prematuros, por hemorragias cerebrales, falta de suministro de oxígeno al cerebro (complicaciones del parto) o por inflamación del cerebro.

  • Lesiones cerebrales (por ejemplo, traumatismo craneoencefálico).

  • Accidente cerebrovascular (infarto o hemorragia).

  • Tumores cerebrales: por este motivo, la causa de las primeras convulsiones debe aclararse inmediatamente mediante TCC (tomografía computarizada del cerebro) o TRM (resonancia magnética), sobre todo en los jóvenes.

  • Cerebro y meningitis

  • Abuso de alcohol, drogas y medicamentos

  • Enfermedades metabólicas y/o trastornos genéticos

  • Envenenamiento

Síntomas

Las crisis epilépticas pueden dividirse en dos grandes grupos:

  • Crisis focales: Este tipo de crisis se produce en una región circunscrita del cerebro y se limita a una zona del cuerpo. Sin embargo, una crisis focal también puede convertirse en una crisis generalizada.

  • Crisis generalizada: Las crisis generalizadas afectan a todo el cerebro desde el principio o, al menos, a partes de ambos lados del cerebro al mismo tiempo. A continuación, la crisis suele afectar a todo el cuerpo.

Crisis focal:

Las crisis focales se producen en una zona específica del cerebro. Dependiendo de la zona de la corteza cerebral afectada, los afectados experimentan síntomas diferentes. Por ejemplo, pueden producirse sacudidas de la pierna (crisis motora) o alteraciones sensoriales (crisis sensitiva). Si se producen síntomas visuales, como destellos de luz, es probable que el origen de la crisis esté cerca de la corteza visual. En una crisis focal, la persona suele estar despierta, orientada y consciente. Sin embargo, algunas formas de convulsiones focales limitan la atención o incluso la consciencia. Si al principio sólo se produce una crisis focal, también puede extenderse a todo el cerebro y provocar una generalización secundaria.

Crisis generalizada:

Las crisis generalizadas afectan siempre a ambos hemisferios cerebrales. Por lo general, no son más graves que las crisis focales, pero suelen provocar inconsciencia y espasmos musculares en todo el cuerpo.

Las crisis epilépticas generalizadas se presentan de la siguiente manera:

  • Tónicas: las extremidades se tensan y se vuelven rígidas. La crisis suele terminar rápidamente. No siempre hay pérdida de conciencia.

  • Atónicas: la tensión muscular disminuye repentinamente en una parte del cuerpo. Por ejemplo, pueden doblarse las piernas y caerse. También es posible una breve pérdida de conciencia.

  • Clónico: Los grupos musculares de los brazos o las piernas se contraen a un ritmo lento. Normalmente, la persona afectada pierde el conocimiento.

  • Mioclónicas: grupos musculares individuales se sacuden muy rápidamente. La persona afectada suele conservar el conocimiento.

  • Tónico-clónico ("gran mal"): Todo el cuerpo sufre calambres y sacudidas. Además, los afectados suelen perder el conocimiento.

Ausencias: Este tipo de crisis se caracteriza por breves pausas en la consciencia. Se considera una "forma leve" de crisis epiléptica.

Diagnóstico

En primer lugar se interroga detalladamente al paciente (anamnesis). Es especialmente importante averiguar si existen casos conocidos de epilepsia en la familia del paciente. A continuación se suele realizar un examen neurológico.

Eine EEG-Untersuchung (iStock / luaeva)

Una crisis epiléptica se valora siempre por el tipo de patrón de crisis (historial de crisis). Por esta razón, es bueno que otra persona haya observado la crisis y pueda describirla. Además, la epilepsia debe distinguirse de otras enfermedades que pueden causar síntomas similares, como las crisis inducidas psicológicamente. Además, deben excluirse las alteraciones estructurales del cerebro (por ejemplo, un tumor) como posible causa de una epilepsia sintomática.

Existen los siguientes métodos de examen

  • Electroencefalografía (EEG)

  • Tomografía computarizada (TC)

  • Resonancia magnética (RM)

  • Análisis de sangre

En algunos casos, también se realizan análisis del líquido cefalorraquídeo (LCR).

Terapia

El tratamiento de la epilepsia corre a cargo de un neurólogo especializado.

En principio, la profilaxis y la terapia de las epilepsias constan de tres pilares:

  1. Eliminación de la causa en epilepsias sintomáticas.

  2. Profilaxis anticonvulsiva medicamentosa

  3. Evitación de los factores desencadenantes (por ejemplo, privación del sueño, alcohol)

Los fármacos antiepilépticos (anticonvulsivantes) aumentan el umbral convulsivo patológicamente disminuido en los pacientes epilépticos. La terapia está indicada si se producen dos o más crisis en un plazo de 6 meses o después de una crisis si hay hallazgos adicionales en el electroencefalograma o la resonancia magnética que sean característicos de la epilepsia (por ejemplo, patrón de onda en espiga). Si no se administra terapia, existe el riesgo de que aumente la frecuencia de las crisis.

Antikonvulsiva (iStock / Attila Barabas)

Para las crisis de inicio focal, los fármacos de primera elección son la lamotrigina y el levetiracetam. Los fármacos de segunda línea son, por ejemplo, la carbamazepina, la fenitoína o el topiramato.

En las crisis de inicio generalizado, el principio activo de primera elección suele ser el ácido valproico. Los fármacos de segunda línea son la lamotrigina y el topiramato. Si el ácido valproico por sí solo no proporciona una protección suficiente contra las convulsiones, debe iniciarse una terapia combinada con otro anticonvulsivo.

Con la ayuda de un tratamiento farmacológico correcto, la mayoría de los pacientes epilépticos pueden llevar una vida libre de crisis. La terapia tiene la misión de asegurar la ausencia de crisis sin efectos secundarios indeseables o con efectos secundarios tolerables. La dosificación de la medicación debe ajustarse con precisión y adaptarse al paciente.

Al principio, la terapia debe llevarse a cabo con un anticonvulsivo como monoterapia. Si el efecto profiláctico de las convulsiones no es suficiente, debe iniciarse la monoterapia con otro principio activo. La finalización de la terapia sólo debe considerarse tras 2-5 años sin convulsiones con un EEG discreto.

Principio de la terapia farmacológica:

Los anticonvulsivantes están diseñados para reducir la hiperexcitabilidad de las células nerviosas a través de diversos mecanismos o también para reforzar los mecanismos inhibidores del cerebro. A menudo, se administran fármacos que, por ejemplo, interfieren en el metabolismo del ácido gamma-aminobutírico (GABA) (por ejemplo, valproato), ya que el GABA es el transmisor inhibidor de convulsiones más importante del cerebro. Para que la terapia tenga éxito, es importante que la medicación se tome con regularidad y que se realicen controles médicos.

Calendario de crisis:

Para adaptar la terapia al paciente, debe evaluarse la situación de las crisis. Por ello, los pacientes deben llevar un diario de crisis. En este calendario deben anotarse la frecuencia y la gravedad de las crisis epilépticas. Esto permite al médico tratante obtener una imagen regular de la actividad cerebral (monitorización EEG) y de la frecuencia de las crisis en combinación con el nivel de medicación en sangre.

Para algunos pacientes, la medicación por sí sola no es suficiente. En estos casos, también puede considerarse la cirugía. La cirugía de la epilepsia suele dar muy buenos resultados en cuanto a la ausencia de crisis tras la intervención, especialmente en la epilepsia del lóbulo temporal, pero la cirugía sólo puede realizarse si las crisis se originan siempre en la misma región del cerebro. La localización en el cerebro debe poder eliminarse sin peligro ni desventaja para el paciente.

Otra posibilidad de tratamiento de la epilepsia es la implantación de un dispositivo eléctrico que provoca la excitación de un nervio específico (nervio vago) en el cerebro. Como resultado de la estimulación de este nervio, puede reducirse el número de crisis.

Previsión

En general, alrededor del 50% de las personas con epilepsia sufren una sola crisis, mientras que el 50% restante sufre una segunda crisis. En consecuencia, también aumenta el riesgo de sufrir otra crisis. Alrededor del 70% de los pacientes que ya han tenido al menos dos crisis sufren otra en el plazo de un año. Las personas cuya crisis epiléptica fue causada por una enfermedad subyacente, como una lesión cerebral traumática, corren especial riesgo. En este caso, el riesgo de nuevos ataques es dos veces mayor que en los pacientes epilépticos en los que la causa se basa en una predisposición genética o no hay causa conocida.

A menudo es posible mantener una buena calidad de vida y prevenir las crisis a largo plazo eligiendo la medicación adecuada. Sin embargo, 3 de cada 10 enfermos siguen sufriendo crisis, lo que significa que la epilepsia causa un sufrimiento considerable.

Consejos

Para mantener una calidad de vida lo más alta posible a pesar de la epilepsia, puede ser útil la higiene del sueño (dormir lo suficiente con horarios regulares para conciliar el sueño). Algunas formas de epilepsia se desencadenan por ciertos factores desencadenantes (por ejemplo, luz parpadeante, alcohol, privación del sueño, mirar un tablero de ajedrez). Estos desencadenantes deben evitarse por completo si es posible.

Principios editoriales

Toda la información utilizada para los contenidos procede de fuentes verificadas (instituciones reconocidas, expertos, estudios de universidades de renombre). Concedemos gran importancia a la cualificación de los autores y a la base científica de la información. Así nos aseguramos de que nuestra investigación se base en hallazgos científicos.
Dr. med. univ. Moritz Wieser

Dr. med. univ. Moritz Wieser
Autor

Moritz Wieser se licenció en Medicina Humana en Viena y actualmente estudia Odontología. Escribe principalmente artículos sobre las enfermedades más comunes. Le interesan especialmente los temas de oftalmología, medicina interna y odontología.

Thomas Hofko

Thomas Hofko
Lector

Thomas Hofko cursa el último tercio de la licenciatura en Farmacia y escribe sobre temas farmacéuticos. Le interesan especialmente los campos de la farmacia clínica y la fitofarmacia.

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