Con el fin de aclarar las causas, debe realizarse una historia precisa de los medicamentos que se toman en la actualidad para poder incluirlos o excluirlos como posibles factores agravantes del síndrome. También es nueva la sustitución de la anterior división en SPI primario y secundario por un concepto. Según este concepto, el cuadro clínico del síndrome de las piernas inquietas surge de la interacción de factores genéticos, socioeconómicos y ambientales, así como de comorbilidades. Todos estos factores comórbidos deberían ser objeto de diagnóstico y tratamiento precoces, por lo que debería dejar de utilizarse el término "SPI secundario".
Se recomienda un enfoque lento y orientado a los síntomas para la elección de las medidas terapéuticas. La directriz S2k recomienda inicialmente la sustitución del hierro por vía oral dos veces al día en combinación con vitamina C para una mejor absorción. En caso de intolerancia al hierro por vía oral o de SPI de moderado a grave, debe administrarse hierro por vía intravenosa una o dos veces por semana. Como alternativa, los agonistas dopaminérgicos no ergóticos, como la rotigotina, el ropinirol y el pramipexol, han demostrado su eficacia y están aprobados en la región D-A-CH. El tratamiento con levodopa sólo debe ser intermitente o con fines diagnósticos.
Como medicamentos de segunda línea, los opiáceos (por ejemplo, oxicodona/naloxona) pueden utilizarse por separado o en combinación con un agonista dopaminérgico o un gabapentinoide. Debido a la falta de pruebas, las directrices no recomiendan el uso terapéutico de cannabinoides, magnesio o benzodiacepinas.
Para evitar el aumento, es decir, un incremento de los síntomas cuando la dosis de medicación es demasiado alta, se recomienda el uso de una sola sustancia dopaminérgica, dosificada lo más bajo posible. Además de la medicación o por separado de ella, se aconsejan medidas terapéuticas no farmacológicas, como la estimulación transcraneal por corriente directa, el entrenamiento con ejercicios (bicicleta estática, yoga, etc.) y la terapia con luz infrarroja. Los datos actuales son insuficientes para recomendar el uso de la acupuntura, la compresión neumática, la ablación endovascular con láser, la crioterapia y la fitoterapia. Según la guía, el empeoramiento o la mejoría de los síntomas del SPI por el café, el alcohol, la nicotina u otros estimulantes aún no se ha aclarado en estudios más amplios. El tratamiento de los síntomas del SPI con enfermedades comórbidas, como afecciones cardiovasculares o psiquiátricas, debe someterse a una cuidadosa revisión.
El aumento debe diagnosticarse clínicamente por la historia y puede estar presente si se cumplen los criterios de definición. La nueva directriz proporciona pasos para el tratamiento de aumento, incluido el control del metabolismo del hierro como primer paso.